Falta menos de un mes para el balotaje en Uruguay y ninguna de las dos fórmulas presidenciales se puso de acuerdo sobre los términos de un eventual debate entre los candidatos Luis Alberto Lacalle, del centro-derechista Partido Nacional, y José “Pepe” Mujica, de la coalición de izquierda en el gobierno Frente Amplio.
Lo cierto es que el Partido Nacional insiste más sobre el tema. El jefe de campaña del partido, Gustavo Penadés, dijo a la Voz de América que “hace meses” piden un debate entre los candidatos a la presidencia.
El Frente Amplio, en tanto, ve esta instancia “como una herramienta más” que no jerarquiza “como si fuera un elemento de esclarecimiento central desde el punto de vista de la percepción ciudadana”, dijo Enrique Rubio, del comando de campaña del Frente Amplio.
El Partido Nacional pidió en principio un debate entre los candidatos presidenciales. Sin embargo, la fórmula del Frente Amplio hizo una contrapropuesta: que el debate incluyera la participación del candidato a la vicepresidencia del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, y la del Frente Amplio, Danilo Astori.
En la tarde del miércoles, el Partido Nacional definirá si acepta o no esta posibilidad, según dijo Penadés.
Un eventual debate entre Lacalle y Mujica no sería un acontecimiento habitual en Uruguay como lo es en otros países como Estados Unidos, donde los debates políticos son juzgados como instancias claves en las campañas electorales y los candidatos se preparan durante semanas para ese momento.
“La mayoría de los uruguayos piensa que debería haber debate pero eso no quiere decir que castiguen al candidato que no debata”, dijo Juan Carlos Doyenart, analista político y director de Interconsult.
“Esto ocurre porque en Uruguay no hay tradición de debate político. Cuando el debate forma parte de la cultura política, el que no quiere debatir es castigado. Donde no hay cultura, tiendo a pensar que el candidato que no quiere debatir no es castigado electoralmente”.
En las últimas dos elecciones – 1999 y 2004 – no hubo debate entre los candidatos, recordó Doyenart.
El analista político ve como “negativo” que en Uruguay no exista esta tradición porque enriquecería la cultura política del país.
Además, consideró que en esta elección sería “muy bueno” que los candidatos debatan ya que “hay mucha confusión y dudas sobre sus propuestas, y a ambos les serviría”.
No obstante, remarcó que “está probado en el mundo que excepto en situaciones excepcionales, los partidarios de un candidato dirán que éste ganó el debate y los partidarios del otro dirán lo contrario”.
Esto es, el debate no es clave a la hora de que los ciudadanos definan a quién votarán.