Un trozo de chatarra espacial obligó a tres astronautas de la estación espacial internacional a buscar refugio el jueves.
Normalmente, la NASA se entera con anticipación y la estación espacial se aparta del camino, pero el jueves no hubo tiempo para eso: la tripulación lo supo con una hora y media de anticipación.
Durante casi una hora, el estadounidense y los dos rusos tuvieron que encerrarse en su nave Soyuz, acoplada a la Estación Espacial Internacional, para el caso de tener que huir rápidamente. El fragmento de un viejo satélite meteorológico ruso pasó finalmente a unos 2.500 metros, sin causar daños.
"Feliz de que no hubo impacto", dijo el astronauta de NASA Scott Kelly en Twitter. "Gran coordinación con tripulaciones internacionales en tierra. Excelente entrenamiento".
Es apenas la cuarta vez en los 16 años que lleva la estación que una tripulación se ha visto obligada a guarecerse en un Soyuz ante la proximidad de chatarra potencialmente peligrosa.
Los tres hombres estaban despiertos y trabajando cuando el Control de Misión les ordenó que entraran a la Soyuz el jueves por la mañana. No fue necesario que se pusieran sus trajes de vuelo y todo se hizo sin prisa, dijo el vocero de NASA Dan Huot.
La señal de todo bien vino una hora y media después del alerta inicial, alrededor de las 1200 GMT. Los astronautas necesitaron más de una hora para normalizar las operaciones en su hogar a 400 kilómetros (250 millas) de la Tierra, luego del "refugio en el lugar", como lo llama la NASA. Los trabajos de investigación interrumpidos continuarán en nuevos horarios, dijo el Control de Misión.
Kelly y sus compañeros rusos, Mijail Kornienko y Gennady Padalka, se están acostumbrando a la chatarra en su vecindario.