Los opositores en Venezuela, Bolivia y en otros países con gobiernos de centro-izquierda confían en que el triunfo del conservador Mauricio Macri en Argentina, que puso fin a 12 años de kirchnerismo, sea el puntapié inicial para un nuevo ciclo político también en América Latina.
Del mismo modo Estados Unidos y España, dos países que han mantenido una relación tensa con el kirchnerismo, auguran un vínculo más estrecho, mientras el gobierno de las Islas Malvinas o Falklands pidió al presidente electo argentino, y citamos, "que trabaje con nosotros, no contra nosotros".
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry emitió un comunicado en el que dice que espera trabajar "estrechamente" con el gobierno de Macri.
"Estamos seguros de que Estados Unidos y Argentina trabajarán de cerca en la promoción de la seguridad y la prosperidad regionales, y para mejorar el desarrollo humano y los Derechos Humanos dentro de nuestro hemisferio y en todo el mundo”, dijo Kerry.
El triunfo de Mauricio Macri también abre una nueva etapa en las relaciones de Argentina con Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay, países con los que el gobierno de los Kirchner ha mantenido diferencias comerciales al margen de la empatía ideológica con alguno de sus gobiernos.
Macri reiteró este lunes que su primera visita oficial como presidente será a Brasil, el principal socio comercial de Argentina, pese a que la presidenta Dilma Rousseff y su antecesor Lula Da Silva apoyaron a Scioli.