Después de dos meses de protestas prodemocracia, en Hong Kong, Washington continúa haciendo un llamado a las negociaciones respecto a que Beijing seleccione los candidatos electorales.
China, por su parte, rechaza cualquier intervención externa en el proceso de votación de Hong Kong.
“Creo que Estados Unidos continúa siendo inconsecuente en cuestiones de derechos políticos y democráticos en Hong Kong y China, respecto al tipo de apoyo que demuestra sobre los mismos asuntos en otras partes del mundo y ser consecuente, yo creo, importa de gran manera a Beijing”, dijo Sophie Richardson, de la organización Human Rights Watch.
Otro de los conflictos en los cuales China no quiere intervención internacional es la delimitación del mar del sur de China con Vietnam.
Estados Unidos hizo un llamado para establecer un código de conducta. Este fue bloqueado por líderes chinos que prefieren lidiar con los problemas territoriales individualmente.
“Es la táctica perfecta para que las negociaciones nunca terminen… Estas negociaciones abiertas y sin control que la verdad nunca llegan a un acuerdo. Si China quisiera adherirse a un código de conducta, simplemente ya lo hubiera hecho”, asegura Michael Auslin, de American Enterprise Institute.
El senador estadounidense Sherrod Brown, dice que las relaciones entre las dos naciones mejorarían si Estados Unidos ejerciera mayor influencia sobre China, usando su posición como el mayor mercado de consumo del mundo.
“Ellos quieren acceso a nuestros mercados, nuestra tecnología, nuestras universidades. El peso del gobierno de EE.UU. y nuestros consumidores puede ser utilizado, si queremos alcanzar un cambio en China”, sostuvo Brown.
Sin embargo, el senador ve que el interés por China, en Washington, ha disminuido.
“Creo que nuestra economía ha sido tal y el partidismo tan polarizante que China no demanda nuestra atención de la misma manera que lo hace el Oriente Medio”, aseguró el funcionario.
Tras todos los desacuerdos, el presidente Obama y el mandatario chino Xi Jinpin pudieron trabajar en conjunto y se comprometieron a crear medidas que ayuden a reducir la emisión de gases invernadero. Obama invitó a Beijing a adherirse a las mismas reglas que otras naciones, y China, al menos por el momento, aceptó.