La agenda comercial del presidente Barack Obama enfrenta una prueba crítica en las próximas horas cuando el Senado lleve a cabo una votación sobre la llamada autoridad de “fast-track” o vía rápida que haría que los pactos comerciales negociados sean inmunes a cambios por parte del Congreso y sometidos solo a una votación a favor o en contra.
“Votemos para abrir el debate a una agenda comercial estadounidense del siglo XXI” dijo el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, cuando el Senado se preparaba para actuar este martes. “No cerremos la puerta a la oportunidad de tener ese debate” agregó.
Está en juego la capacidad de concluir un ambicioso acuerdo comercial entre 12 países de la cuenca del Pacífico que representa el 40% de la producción económica global.
En un inusual giro de acontecimientos, el presidente Obama está recibiendo fuerte apoyo de la mayoría republicana a favor de la Autoridad de Promoción Comercial o TPA por sus siglas en inglés, y enérgica oposición de muchos legisladores de su Partido Demócrata.
A menos que un grupo de demócratas se unan a los republicanos, el Senado no tendrá suficientes votos para lograr los tres quintos necesarios para comenzar el debate sobre el TPA.
El TPA es visto como esencial para finalizar el Acuerdo Trans Pacífico, TPP por sus siglas en inglés, que ha sido negociado desde hace años y que incluye a tres países latinoamericanos, Chile, Perú y México.