Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia tienen un trabajo para el resto de sus vidas una vez que han sido nominados por el presidente y confirmados por el Senado. Pero una mayoría de estadounidenses quisieran que eso cambie, según un reporte sobre cambios al sistema judicial preparado por investigadores de la Universidad de Washington, en San Louis, Missouri, y la Universidad Estatal de Pensilvania.
La reciente batalla por la confirmación de la magistrada Amy Coney Barrett, escogida por el presidente Donald Trump para remplazar a la fallecida magistrada Ruth Bader Ginsburg en la Corte Suprema antes del día de las elecciones, ha reiniciado pláticas sobre una reforma al máximo tribunal.
Demócratas liberales han planteado la idea de aumentar los magistrados de la corte. La encuesta, realizada en julio antes de la muerte de Ginsburg, encontró que menos de una tercera parte de los estadounidenses está a favor de expandir la Corte Suprema, pero una mayoría, el 60 por ciento, apoya establecer un límite al período de servicio de los magistrados.
“¿Creo que eso vale la pena considerar? Creo que sí, en parte porque cuando se redactó la Constitución en 1789, la gente tenía una vida promedio de qué, 40,45 años de edad?”, dijo Nicole Huberfeld, profesora de Derecho en la Universidad de Boston.
“Y entonces, un nombramiento vitalicio no era tan largo como lo es ahora, donde nuestro promedio de vida es de 78 u 80 años. Y la gente sigue siendo nombrada alrededor de sus 40 años, como muestran las últimas rondas de nombramientos. No creo que nadie haya contemplado que los magistrados servirían períodos de 30 o 40 años”, agregó Huberfeld.
En una carta al Congreso en el 2017, 21 académicos constitucionalistas de universidades como Harvard, Duke, Columbia y la Universidad de Michigan, pidieron que se limitaran los períodos de los magistrados de la Corte Suprema a 18 años. Una vez concluído su período, los magistrados podrían continuar sirviendo en una corte inferior, si lo desean, o podrían servir en la Corte Suprema en caso de un fallecimiento o una ausencia no anticipada.
“Fix de Court” (Arregla la Corte), un grupo no partidario de reforma a la Corte, favorece el plan, que permitiría a cada presidente nominar un magistrado en el primero y tercer año de su período.
“Tener un proceso regular de nombramientos reduciría la temperatura de cada nombramiento y haría a los partidistas decir, “ok, no me gusta este candidato, pero en dos años, tal vez mi candidato sea nominado”, dijo Gabe Roth, del grupo Fix the Court. ”Así que en lugar de tirar todo lo que tienes sobre un nominado específico, sabes que habrá una oportunidad de tener un nominado que tal vez te guste en sólo dos años”.
Algunos expertos legales creen que las reformas son necesarias en parte porque la Corte Suprema ha acumulado demasiado poder.
“Quizás una crisis llevaría a los estadounidenses a realmente reconsiderar: ¿Por qué damos a las cortes tanto poder?”, dijo a la publicación electrónica Político, Daniel Epps, un profesor de Derecho de la Universidad de Washington quien trabajó como asistente del magistrado Anthony Kennedy.
“Nada importante debería depender de si una persona mayor decide jubilarse o seguir trabajando hasta que tenga más de 90 años”, agregó. “Es una forma loca de manejar un país”.
“En los últimos 20 años, en lugar de que los poderes del Estado decidan quién ganó una elección presidencial, que si debe o no haber una pena de muerte, cómo son interpretadas las regulaciones ambientales, cómo se interpretan las leyes de servicios de salud, cómo se puede practicar la religión en la esfera pública, y otros temas, todas esas decisiones están siendo tomadas por la Corte Suprema y no por nuestros funcionarios electos”, dijo Roth.
“Creo que tener un límite en el servicio judicial reduciría el poder individual de cada magistrado y reduciría el poderío judicial en general con el correr del tiempo”, agregó.
Mientras ella considera que los límites de período para los magistrados es algo que vale la pena explorar, Huberfeld, de la Universidad de Boston, no está convencida de que el alto tribunal tenga demasiado poder sobre los estadounidenses.
“Es el trabajo de la Corte interpretar la Constitución y las leyes redactadas bajo ésta. Eso es para lo que la Corte fue diseñada. Creo que la dinámica es un poco diferente, que es que la gente está usando la corte como una herramienta para combatir la legislación con la que están en desacuerdo al presentar teorías novedosas que som promovidas en cortes federales inferiores frente a jueces federales de cortes inferiores que simpatizan con sus planteamientos”, dijo Huberfeld. “Creo que es más un tema de estrategia de litigación y el dinero que se derrama en una estrategia de litigación que lo que esto dice sobre la Corte Suprema”.
El reporte sobre las reformas a la Corte encontró que el 47 por ciento de los encuestados cree que debería requerirse que una súper mayoría de la Corte Suprema, por lo menos siete de los nueve magistrados, esté de acuerdo antes de declarar inconstitucional una ley aprobada por el Congreso.