El Departamento de Justicia de Estados Unidos llevó a cabo el jueves la más reciente ejecución de un preso federal durante el período de transición presidencial, algo sin precedentes en los tiempos modernos.
La ejecución de Brandon Bernard mediante inyección letal fue la novena pena de muerte ejecutada por las autoridades federales después de una pausa de casi 20 años en la práctica. Se esperan más ejecuciones en los últimos días de la administración Trump.
Bernard, de 40 años, era un pandillero condenado por el espantoso asesinato en 1999 de dos líderes religiosos jóvenes en Texas. La Corte Suprema de Estados Unidos negó la suspensión de la ejecución del prisionero, que era un adolescente cuando cometió el crimen.
Varios miembros del jurado del juicio de Bernard en 2000 se opusieron a la ejecución y pidieron a la administración que mostrara misericordia.
El próximo mes, Estados Unidos tiene previsto ejecutar a Lisa Montgomery, la única mujer condenada a muerte. Montgomery estranguló a una mujer embarazada y cortó a su hijo por nacer. El niño sobrevivió a la terrible experiencia y ahora es un adolescente.
El mes pasado, Estados Unidos ejecutó a un hombre de 49 años, Orlando Cordia Hall, por su papel en el secuestro y asesinato de una niña de 16 años.
Una encuesta de Gallup a principios de este año encontró que los estadounidenses estaban divididos sobre la pena capital, con un 55% a favor de ejecutar a los asesinos convictos y un 43% en contra.
El presidente electo Joe Biden ha indicado que está a favor de poner fin a la pena de muerte.