La oposición nicaragüense y organizaciones de la sociedad civil están confiados en que la presidencia de Joe Biden continuará ejerciendo presión sobre el gobierno de Daniel Ortega para que celebre elecciones libres y transparentes en 2021.
Agrupaciones de derecha e izquierda coinciden en que los demócratas estadounidenses han demostrado estar contra lo que llaman “la dictadura de Ortega”.
La exguerrillera sandinista Dora María Téllez, fundadora del movimiento de izquierda MRS, dijo a la Voz de América que el triunfo de un demócrata no generará algún cambio en la política exterior de Washington, pues considera que "a nivel mundial Ortega es visto con desprecio", sobre todo después de las protestas surgidas en abril de 2018 que dejaron más de 300 muertos.
Téllez considera que incluso desde antes, tanto republicanos como demócratas se habían coordinado para establecer leyes para sancionar a funcionarios corruptos de la administración sandinista. Citó, por ejemplo, la aprobación de la ley conocida como “Nica Act”.
“Yo creo que Ortega apostaba por un triunfo de Biden, pues considera que puede haber un cambio de políticas hacia el régimen, pero en realidad no lo creo. Hace tres años el Congreso ha tenido un acuerdo bipartidista, unánime sobre los Ortega-Murillo”, dice Téllez.
“Después de 2018 (...) la cohesión de ambos partidos en la política exterior hacia el régimen de Ortega ha sido totalmente de rechazo, y lo mismo sucedió en Europa. No ha habido más que una extrema izquierda estalinista europea que respalda a Ortega, pero en el parlamento europeo hay consenso que hay un régimen dictatorial”, dice la exiliada sandinista.
Los partidos políticos también coinciden con las organizaciones como el MRS, pese a que son de tendencias distintas. El partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) de la derecha nicaragüense considera que la política exterior de Washington será la misma a la actual con respecto a Ortega.
Mauricio Díaz, exdiplomático nicaragüense y miembro de la Comisión de Asuntos Internacional de CxL, cree que tener a un nuevo inquilino en la Casa Blanca de Estados Unidos genera gran expectativa en los nicaragüenses por dos razones: una que Washington sigue siendo una potencia mundial, y dos que es el principal socio económico de Managua.
Por tanto, Díaz cree que lo mínimo que se puede esperar del triunfo de Biden es que continúe con una política de presiones hacia la administración Ortega-Murillo.
“Me parece que es la única manera en que lograremos que este gobierno acceda no solo a las demandas del pueblo nicaragüense por libertad, democracia y paz, sino también de la comunidad democrática internacional, expresada en las Naciones Unidas, la Unión Europea y todas las organizaciones respetuosas de derechos humanos del planeta”, señala Díaz.
Díaz ve a Nicaragua, junto con Cuba y Venezuela, como países que “dejan mucho que desear” en la región y añade que a “Estados Unidos no le conviene tener amigos así”.
“No veo que vaya a cambiar la política exterior de los Estados Unidos; sinceramente, no creo. El casamiento de este régimen es con los modelos como el de Nicolás Maduro o el de Cuba, y países inclusos fundamentalistas, que ven las civilizaciones cristianas como enemigas”, finaliza.
En este planteamiento coincide la política Violeta Granera, dirigente de la organización Coalición Nacional, donde intentan converger la mayoría de los grupos de oposición de Nicaragua.
Granera también cree que tanto republicanos como demócratas han mostrado “una política de repudio y rechazo al gobierno de Ortega. Es una política bipartidista que no está sujeta a cambios de partido de gobierno”, enfatiza Granera.
“Estamos seguros de que Estados Unidos continuará así. Hemos hecho cabildeos y trabajo con ambos partidos, así que yo no avizoro cambios”, puntualiza la opositora.