Los senadores estadounidenses presentaron el domingo un paquete de gastos de infraestructura de un billón de dólares para reparar carreteras y puentes en deterioro en el país, y expandir el servicio de internet de banda ancha a toda la nación.
Los legisladores tendrán ahora la oportunidad de ofrecer enmiendas al proyecto de ley de 2.700 páginas.
La propuesta fue la culminación de semanas de negociaciones entre senadores demócratas y republicanos, y también la Casa Blanca, e incluye 550 millones de dólares en nuevos gastos junto a los 450.000 millones de fondos ya aprobados.
En el paquete hay 110.000 millones de dólares para puentes y carreteras, 39.000 millones para transporte público y 66.000 millones para ferrocarriles. Otros 55.000 millones serán para agua potable y aguas residuales, así como miles de millones para aeropuertos, internet de banda ancha y estaciones de carga de vehículos eléctricos.
“Como el proyecto es bipartidista y con el gran trabajo que se ha puesto en los detalles correctos, creo que el Senado podrá procesar con rapidez las enmiendas relevantes y aprobarlo en cuestión de días”, dijo el domingo en el foro el líder de la mayoría Chuck Schumer.
El senador republicano Rob Portman, uno de los negociadores del paquete, declaró que será “muy bueno para el pueblo estadounidense”.
“Este es un proyecto verdaderamente importante porque toma nuestra vieja y atrasada e inmensa infraestructura y la moderniza. Eso es bueno para todos”, agregó.
La medida es una rareza en Washington: un acuerdo potencialmente bipartidista en un entorno donde republicanos y demócratas permanecen divididos en muchos otros asuntos.
El proyecto ya pasó los votos preliminares de procedimiento con un respaldo total de los demócratas y más de 15 republicanos a favor en el Senado de 100 miembros dividido 50-50.
Si el Senado lo aprueba, la medida iría entonces a la Cámara de Representantes, donde algunos legisladores progresistas se han quejado que no es lo suficientemente grande.
El paquete es una de las mayores prioridades legislativas del presidente Joe Biden. Representa un esfuerzo a seis meses de su inauguración para probar a los votantes que la Casa Blanca y el Congreso pueden alcanzar acuerdos bipartidistas en algunos temas.
La Casa Blanca vaticina que el paquete de gastos añadiría anualmente dos millones de empleos, en su mayoría en el sector de la construcción, durante la próxima década.
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