El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció este miércoles que prohibirá cualquier tipo de discriminación "en base a la identidad de género", lo que supone revocar diversas medidas adoptadas por la Administración Trump y retornar al status quo existente en 2016.
"Las nuevas directrices prohíben la discriminación en base a la identidad de género o la identificación de una persona como transgénero, ofrece los medios para acceder al ejército tal y como uno se identifique -siempre y cuando cumpla con todos los estándares apropiados, ofrece un camino a quienes ya sirven para recibir tratamiento para la transición de género (...) y busca proteger la privacidad de todos los miembros de las Fuerzas Armadas", informó el Pentágono en un comunicado.
Estas nuevas directrices, anunciadas coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, entrarán en vigor el próximo 30 de abril. De esta manera, quedan atrás los intentos del expresidente Donald Trump por impedir que "algunos trasngénero" pudieran formar parte del ejército estadounidense.
"El ejército de EE. UU. es la mayor fuerza de combate del planeta porque estamos compuestos por un equipo de voluntarios que desean dar un paso al frente y defender los derechos y libertades de los estadounidenses", señaló el secretario de Defensa, Lloyd Austin, en un comunicado. "Seguiremos siendo los mejores y los más capaces porque nos hacemos con los mayores talentos del país, sin importar su identidad de género".
El congresista Adam Smith, presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, celebró la medida señalando que permite a personas "cualificadas en todos los aspectos" servir a su país.
"Este cambio de regulación reafirma el valor inherente de todos los militares, más allá de su identidad de género, raza, religión, origen nacional, color u orientación sexual, y permitirá a los militares transgénero seguir sirviendo al país que aman siendo ellos mismos", tuiteó el legislador demócrata.
Una tendencia interrumpida
Durante años, las personas transgénero estuvieron condenadas al ostracismo en las Fuerzas Armadas estadounidenses, algo que cambió en 2016, cuando el entonces presidente Barack Obama decidió que aquellos que ya formaran parte del ejército pudieran hacerlo abiertamente y contar con apoyo médico para su posible transición, en caso de ser necesario. Sin embargo, el demócrata pospuso una decisión sobre su posible alistamiento al año 2017.
Para entonces, Trump ya estaba en la Casa Blanca. En un principio, el republicano quiso vetar su acceso al ejército, pero su decisión fue rechazada por los tribunales. Finalmente, el Gobierno se limitó a prohibir una posible transición de género mientras se estuviera en activo y requirió que todos los reclutas sirvieran en su "género de nacimiento".
En junio del año pasado, la Administración Trump anunció la supresión de la regulación que prohíbe la discriminación en la atención médica en pacientes transgénero, una medida que estaba recogida en la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés) que se puso en marcha durante el mandato de Obama y había estado vigente hasta entonces.
Apenas unos días después de jurar el cargo, el pasado 20 de enero, el presidente Joe Biden ordenó que nadie fuera expulsado en base de su identidad de género y le dio al Pentágono un plazo de dos meses para presentar una nueva regulación, que es la que ha sido finalmente presentada hoy.
El Ejército estadounidense tiene un personal activo de cerca de 1.3 millones, según datos del Departamento de Defensa. No hay cifras oficiales sobre el número de miembros trans, pero Rand Corp, un instituto de investigación de políticas, estimó en 2016 que unos 2.450 miembros en servicio activo son transgénero, según reportó Reuters.