La política de inmigración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cuyo corazón es la legalización de más de 11 millones de indocumentados, y su doctrina en política exterior, encuentran desafíos monumentales en medio de una devastadora pandemia y una economía decaída.
Biden infunde a su política para la región un renovado énfasis al fortalecimiento de la democracia, el tema de los derechos humanos y el combate a la corrupción. Para muchos analistas, esos son los valores y los intereses de Estados Unidos, pero para otros, su enfoque está equivocado, en especial en el tema de Cuba y Venezuela.
¿Cuál es el peso político de su visión hacia el hemisferio? Y lo más importante, ¿es Biden en realidad un amigo y socio confiable de América Latina?
Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano y Eric Harshberg, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la American University analizan la política de inmigración y la política exterior hacia América Latina. En entrevistas con Gonzalo Abarca, presentador del programa Foro de la Voz de América, ambos destacan los desafíos que el presidente enfrenta y las crudas realidades del continente.
Shifter: política migratoria compasiva y alentador enfoque hacia Cuba y Venezuela
Para Shifter, Biden no debe subestimar los desafíos en la región, agobiada por la violencia y la desigualdad. Según él, la inclusión del tema de derechos humanos y la lucha contra la corrupción en su política hacia el continente, lo ubica en una situación un poco incómoda luego de cuatro años de un gobierno republicano que definía la “cooperación” como una alianza en materia de inmigración.
“Creo que el tema de derechos humanos debe estar siempre en la mesa de negociación. El gobierno de Trump se preocupó por los derechos humanos en solo tres países Venezuela, Cuba y Nicaragua”, agregó Shifter.
Hershberg, “en Venezuela hay que negociar con la dictadura”
El proyecto de reforma integral de inmigración que el presidente Biden promueve en el Congreso y que lidera el senador Bob Menéndez, de Nueva Jersey, es la cara más visible de Biden en una política nacional que afecta también al resto del continente.
“Una sociedad moderna y funcional no puede tener a 11 millones de indocumentados viviendo en la sombra. Desde hace 35 años no se promueve en Estados Unidos una Ley de inmigración integral”, dijo Harshberg quien pronosticó que la ley no se aprobará de manera bipartidista sino más bien “por partes”.
En cuanto al tema de Venezuela, el experto destacó que Estados Unidos debe ahora aceptar la realidad del país y dejar atrás el “proyecto Guaidó”. “Estados Unidos debe buscar formas de negociar con la dictadura”, agregó.