Miles de personas celebraron este miércoles el tradicional lanzamiento del cohete “chupinazo”, que da inicio a las fiestas de San Fermín en la ciudad española de Pamplona, tras dos años de receso debido a la pandemia del coronavirus.
La lluvia no aguó el ambiente, mientras la multitud, casi todos con el atuendo tradicional de camisa y pantalón blanco, y pañuelo y cinturón rojo, abarrotaba la pequeña plaza del ayuntamiento para el acto de mediodía.
Tras el lanzamiento de cohete que dio inicio a las fiestas, los asistentes siguieron rociándose unos a otros con vino tinto.
El momento más destacado del festival de nueve días son los encierros de la mañana, que comienzan el jueves. Miles de personas en busca de emociones corren por estrechas calles de la ciudad delante de seis toros bravos hasta la plaza de toros de la ciudad. Los espectadores miran desde balcones y barreras de madera colocadas a los lados del recorrido.
El resto del día es para comer, beber, bailar y otros eventos culturales.
El festival alcanzó fama mundial por la novela “Fiesta” de Ernest Hemingway de 1926. Hasta que la pandemia impidió celebrar el festival en 2020 y 2021, no se había suspendido desde la Guerra Civil española en la década de 1930.
El exfutbolista y entrenador Juan Carlos Unzué tuvo el honor de lanzar el pequeño cohete desde el balcón del ayuntamiento. Unzué tuvo que retirarse como entrenador en 2018 tras ser diagnosticado con la enfermedad neurodegenerativa ELA, o esclerosis lateral amiotrófica.
“Pamploneses, este chupinazo va dedicado a todas y todos los sanitarios y personas que nos hay ayudado en toda la pandemia, y va dedicado a todos los enfermos con ELA. ¡Viva San Fermín!”, proclamó Unzué desde una silla de ruedas a la multitud que bullía abajo.
La población pamplonesa de unas 200.000 personas se dispara cada año a casi un millón durante los sanfermines, especialmente el fin de semana. Muchos visitantes salen toda la noche o duermen al raso donde pueden.
El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, dijo a la agencia estatal de noticias EFE que aunque había mucha emoción este año, estaba un poco preocupado. Reconoció que existe cierta preocupación “porque las ganas de fiesta, tras dos años de suspensión por la pandemia, generen algún problema”.
Los funcionarios de la ciudad instaron a las personas a no olvidar que las infecciones por coronavirus están aumentando nuevamente y alentaron el uso de cubrebocas. Pero las carreras multitudinarias y las fiestas al margen harán que esta pauta sea muy difícil de seguir.
Normalmente, el festival está relativamente libre de incidentes y la mayoría de las lesiones ocurren durante las carreras o por accidentes relacionados con el alcohol.
Ocho personas fueron corneadas durante la última fiesta de 2019. Dieciséis personas han muerto en los encierros desde 1910, la última de ellas en 2009.
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