Un meme que asegura que “la OMS y los gobiernos recomiendan y permiten” el uso de flúor pese a que está científicamente comprobado que “se acumula en el cuerpo y es tóxico” ha sido compartido en redes sociales más de 10.000 veces al menos desde septiembre de 2020, asociado a una imagen de pastas dentales con el aditivo. Sin embargo, la afirmación es engañosa.
Si bien en grandes cantidades el fluoruro es perjudicial, organismos públicos y científicos avalan su uso odontológico por la eficacia demostrada para prevenir caries, sin riesgo de toxicidad en las concentraciones adecuadas.
Las enfermedades bucodentales afectan a casi 3.500 millones de personas en el mundo y las caries sin tratar en dientes permanentes es el trastorno de salud más frecuente, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, más de 530 millones de niños sufren de estas perforaciones en la dentadura de leche.
Sin embargo, a diferencia de lo que aseguran las entradas viralizadas, el flúor o “fluoruro”, un mineral que se presenta en forma natural en el suelo, el agua y el aire, además de en el cuerpo humano en huesos y dientes, “ha demostrado que previene la caries dental”, según la OMS y entidades científicas y académicas como la Biblioteca Nacional de Medicina y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, y la Sociedad Española de Odontopediatría.
Si bien existen diversos tipos de fluoruros de acuerdo con su asociación a otros elementos (hidrógeno, calcio, etc), el fluoruro de sodio es el utilizado con fines odontológicos, en ocasiones añadido a los suministros de agua potable o en una variedad de productos dentales como pastas o enjuagues.
Aliado bucal
Según la OMS, “un nivel óptimo de flúor” se puede obtener “a través de diversas fuentes, entre ellas el agua potable, la sal, la leche y el dentífrico fluorados”. Por ello, asegura, “debería alentarse el cepillado con dentífrico fluorado (de 1000 a 1500 partes por millón) dos veces al día”.
Los científicos y profesionales de la salud coinciden en que el fluoruro es un aliado para la salud bucal usado en la dosis adecuada.
De acuerdo al Colegio Profesional de Higienistas Dentales de Madrid, las recomendaciones de la Academia Europea de Odontología Pediátrica indican el cepillado dos veces al día con una cantidad de pasta del tamaño de un guisante con 500 ppm de flúor en niños de seis meses a dos años, y con 1.000 a 1.450 ppm de flúor de los dos a los seis años. A partir de los seis años, la recomendación es usar dentífricos con 1.450 ppm de flúor y la cantidad de 1 a 2 centímetros de pasta.
“El flúor es una de las sustancias más usadas en odontología preventiva por su acción en el esmalte, donde actúa reforzando su estructura ante el ataque ácido de las bacterias”, explicó a AFP Factual el médico y dentista argentino José Huerta, quien trabaja en un consultorio odontológico privado y en el Hospital Cecilia Grierson de Buenos Aires.
Aunque es cierto que el consumo excesivo de este elemento puede ser dañino y causar trastornos como la fluorosis, los especialistas y entidades sanitarias señalan que la sobredosis por flúor es poco frecuente y que la mayor parte de los casos de “fluorosis dental es muy leve o leve”. “Los tipos más comunes no afectan la función del diente y no causan dolor”, como indica la ONG Healthy Children, avalada por la Academia Estadounidense de Pediatría.
Algunas de las entradas viralizadas afirman también que “el fluoruro ha sido declarado oficialmente una neurotoxina”, pero búsquedas en los sitios web de la OMS, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) no arrojaron resultados al respecto.
Otras publicaciones, en tanto, adjuntan un enlace a un portal web, en donde una búsqueda por palabras claves deriva a una nota de abril de 2017 -compartida más de 10.000 veces en Facebook según la herramienta CrowdTangle- titulada “Científicos declaran oficialmente el fluoruro (flúor) como una neurotoxina”. En ese reporte, se cita un estudio de 2014 publicado en la revista médica The Lancet. Sin embargo, la escasa cantidad de datos concluyentes sobre este tema fue expuesta en otro informe tres meses después en la misma publicación científica.
Otra investigación de 2019 en Canadá, también citada en el artículo, vinculó determinados niveles elevados de exposición al flúor con un menor coeficiente intelectual en niños. Medios (1, 2) difundieron la investigación y mencionaron las controversias en torno al tema. La revista científica JAMA Pediatrics incluyó una nota del editor fechada el mismo día donde aclaró que “la decisión de publicar el artículo no fue fácil". “Esperamos que los proveedores y los receptores de estos hallazgos sean conscientes de que existe un debate entre el público sobre las conclusiones de este estudio”, añadieron.
El artículo del portal web también menciona una investigación de la Universidad de Harvard, aunque lo que enlaza es el estudio en Canadá publicado por JAMA. Búsquedas por la universidad estadounidense y la palabra “fluoruro” permitieron dar con un metaanálisis de 27 estudios referidos a China publicado en 2012, que también incluyó una notadonde los autores advirtieron que los resultados sobre neurotoxicidad no eran concluyentes:
“Al considerar los riesgos y beneficios de la exposición al fluoruro, debe tenerse en cuenta el nivel de ingesta. (...) Estos resultados no nos permiten emitir ningún juicio sobre los posibles niveles de riesgo a niveles de exposición típica de la fluoración del agua en los Estados Unidos”.
Factores de riesgo
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) de Estados Unidos abordó en un resumen de salud pública la toxicidad de los fluoruros, y distinguió entre los tipos y dosis que pueden resultar peligrosos. Sin embargo, también menciona que el uso en dosis adecuadas es beneficioso para la salud dental.
La ATSDR tipifica que ante la exposición a los fluoruros “hay muchos factores que determinan si le afectarán adversamente”, entre ellos la dosis o cantidad, la duración y la manera como se entró en contacto con estas sustancias, otros químicos a los que se está expuesto, la edad, sexo, dieta, estilo de vida y condición de salud de las personas.
“Después de entrar a su cuerpo, cerca de la mitad del fluoruro [lo]abandona rápidamente en la orina, generalmente dentro de 24 horas, a menos que se ingieran grandes cantidades (20 mg o más, lo que corresponde a la cantidad presente en 20 litros o más de agua fluorada). La mayor parte del fluoruro que permanece en su cuerpo es almacenado en los huesos y los dientes”, precisa la agencia de los CDC.
Y agrega: “Cuando se usa propiamente, el fluoruro es eficaz en la prevención y control de caries dentales”.
Agua fluorada
Desde la década de 1950, con base en la recomendación científica, algunos países han adicionado flúor al agua potable como estrategia de salud pública, aunque no sin polémica (1). A su vez, en zonas con exceso de fluoración natural del agua (como eran por ejemplo India y China), se ha convocado a las autoridades a revisar sus niveles y mantenerlos dentro de los valores considerados saludables mediante desfluoración.
Al respecto, la OPS/OMS advierte que existe una delgada línea entre los efectos beneficiosos y perjudiciales para la salud humana, asociado con los niveles de ingesta.
Una revisión de estudios de la colección Cochrane de datos sanitarios halló en 2015 “que la fluoración del agua es efectiva para reducir los niveles de caries dental en los niños” y que, aunque no se encontró ese mismo beneficio claro en los adultos, tampoco había información suficiente sobre los efectos de detener esa práctica.
Durante años, también se ha debatido sobre la asociación entre el agua fluorada y el cáncer, pero diversos estudios no han encontrado pruebas de tal vinculación, de acuerdo al Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
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