Francine se fortaleció este martes hasta alcanzar categoría de huracán en el Golfo de México mientras se desplaza hacia las costas de Luisiana.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos señaló que los vientos máximos sostenidos de Francine alcanzaron los 120 km/h y se convirtió en huracán mientras se ubica a unos 560 kilómetros al suroeste de Morgan City, Luisiana.
Una alerta de huracán entró en vigor para la costa de Luisiana desde los límites con Texas, extendiéndose al este hasta Grand Isle, a unos 80 kilómetros al sur de Nueva Orleans. También se activaron alertas de marejada ciclónica para Texas y Luisiana.
Francine es la sexta tormenta con nombre en la temporada de huracanes del Atlántico. Las autoridades emitieron órdenes de evacuación para algunas comunidades costeras de Luisiana, y los residentes han comenzado a llenar sacos de arena en preparación para las fuertes lluvias e inundaciones generalizadas.
Alertas
La advertencia meteorológica significa que existe la posibilidad de inundaciones que podrían resultar letales.
El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, exhortó a los residentes a “no caer en el pánico, pero estar preparados” y atender las advertencias de evacuación. Los meteorólogos dijeron que se prevé que Francine toque tierra en el sur de Luisiana el miércoles por la tarde como un huracán de categoría 2, con vientos de entre 155 y 175 km/h.
“No queremos que la gente aguarde hasta el último momento para salir a carretera y luego quedarse sin combustible”, declaró Landry. “Difundimos mucha información a lo largo del verano, durante la temporada de huracanes, para que la gente esté preparada. Cuanto más preparados estemos, más fácil nos resultará”.
También existe la posibilidad de 10 a 20 centímetros de lluvia con la posibilidad de 30 centímetros a nivel local en gran parte de Louisiana y Mississippi hasta el viernes por la mañana, dijo Reinhart. Esas fuertes precipitaciones también podrían causar considerables inundaciones repentinas y urbanas.
Francine se encamina hacia un área de la costa de Luisiana que aún no se recupera del todo desde que los huracanes Laura y Delta diezmaron la ciudad de Lake Charles en 2020, seguidos un año después por el huracán Ida.
Durante el fin de semana, un edificio de 22 plantas de Lake Charles que se había convertido en un símbolo de la destrucción causada por las tormentas fue derrumbado tras permanecer vacío durante casi cuatro años, con las ventanas destrozadas y cubierto de lonas hechas jirones.
La marejada generada por Francine en la costa de Luisiana podría alcanzar hasta 3 metros de altura desde Cameron hasta Port Fourchon y hacia el interior de la bahía Vermilion, dijeron los meteorólogos.
En Nueva Orleans, la alcaldesa LaToya Cantrell instó a los residentes a prepararse para resguardarse en sus casas. “Ahora es el momento de ultimar sus planes para la tormenta y prepararse, no sólo para sus familias, sino también para cuidar de sus vecinos”, dijo.
Los funcionarios de la ciudad dijeron que esperaban hasta 15 centímetros de lluvia, vientos en rachas y “actividad aislada de tornados”, y que las condiciones climáticas más severas probablemente llegarían a Nueva Orleans el miércoles y el jueves.
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