Los líderes mundiales que asistieron a la Cumbre del G-20 no pudieron zanjar sus diferencias sobre Siria.
Mientras, el presidente estadounidense, Barack Obama, sigue tratando de conseguir apoyo para un eventual ataque militar en contra del régimen de Bashar al-Assad.
Los líderes y representantes de 11 naciones presentes en la Cumbre del G-20 emitieron una declaración conjunta condenando “en los términos más fuertes” el ataque con armas químicas en Siria y pidiendo una “fuerte respuesta internacional a esta grave violación” de las leyes internacionales.
Australia, Canadá, Francia, Italia, Japón, República de Corea, Arabia Saudita, España, Turquía, el Reino Unido y Estados Unidos, firmaron la declaración en la que dicen apoyar los esfuerzos de Estados Unidos y otros países para reforzar la prohibición del uso de armas químicas.
Los signatarios reconocieron que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “sigue paralizado como la ha estado durante dos años y medio”, recordando que “el mundo no puede esperar por un proceso fallido interminable que solo puede llevar al incremento del sufrimiento en Siria y a la inestabilidad en la región.
De igual manera urgieron a la misión de inspectores de la ONU “a presentar sus resultados tan pronto como sea posible y al Consejo de Seguridad a actuar como corresponde”.
Si bien el tema no estaba en la agenda original de la Cumbre, la plática de la cena del jueves en el palacio imperial Constantino se extendió durante tres horas hasta las primeras horas del viernes, y si bien hubo consenso en condenar uso de armas químicas contra civiles, no hubo acuerdo sobre las medidas a tomar.
China sigue siendo un firme no. La Unión Europea sigue escéptica sobre la efectividad de una acción militar y las Naciones Unidas, y hasta el papa Francisco, han urgido a no atacar unilateralmente.
“La diferencia de opiniones de los líderes quedó confirmada durante la cena”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, citado por las agencias rusas de noticias, añadiendo que un ataque militar de Estados Unidos “solo pondrá otro clavo al ataúd de la ley internacional”.
Pero Obama pareció inmutable. Durante la cena volvió a repetir que Estados Unidos “tiene un alto nivel de confianza” que fue Assad quien lanzó el ataque con gas neurotóxico que mató a 1.429 personas. Lo mismo dijo al presidente chino, Xi Jinping, con quien se reunió este viernes. Y sus llamadas internacionales a los congresistas estadounidenses, a quienes sigue pidiendo apoyo para autorizar el ataque militar, fueron también en ese mismo sentido.
Además de presionar a los líderes mundiales, el mandatario estadounidense despachó a su embajadora ante Naciones Unidas, Samantha Power, a Washington para que argumentara que la comunidad internacional no puede permitir el precedente de que el uso de armas químicas quede sin castigo.
Mientras, el presidente estadounidense, Barack Obama, sigue tratando de conseguir apoyo para un eventual ataque militar en contra del régimen de Bashar al-Assad.
Comunicado conjunto sobre Siria
Comunicado conjunto sobre SiriaLos líderes y representantes de 11 naciones presentes en la Cumbre del G-20 emitieron una declaración conjunta condenando “en los términos más fuertes” el ataque con armas químicas en Siria y pidiendo una “fuerte respuesta internacional a esta grave violación” de las leyes internacionales.
Australia, Canadá, Francia, Italia, Japón, República de Corea, Arabia Saudita, España, Turquía, el Reino Unido y Estados Unidos, firmaron la declaración en la que dicen apoyar los esfuerzos de Estados Unidos y otros países para reforzar la prohibición del uso de armas químicas.
Los signatarios reconocieron que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas “sigue paralizado como la ha estado durante dos años y medio”, recordando que “el mundo no puede esperar por un proceso fallido interminable que solo puede llevar al incremento del sufrimiento en Siria y a la inestabilidad en la región.
De igual manera urgieron a la misión de inspectores de la ONU “a presentar sus resultados tan pronto como sea posible y al Consejo de Seguridad a actuar como corresponde”.
Si bien el tema no estaba en la agenda original de la Cumbre, la plática de la cena del jueves en el palacio imperial Constantino se extendió durante tres horas hasta las primeras horas del viernes, y si bien hubo consenso en condenar uso de armas químicas contra civiles, no hubo acuerdo sobre las medidas a tomar.
China sigue siendo un firme no. La Unión Europea sigue escéptica sobre la efectividad de una acción militar y las Naciones Unidas, y hasta el papa Francisco, han urgido a no atacar unilateralmente.
“La diferencia de opiniones de los líderes quedó confirmada durante la cena”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, citado por las agencias rusas de noticias, añadiendo que un ataque militar de Estados Unidos “solo pondrá otro clavo al ataúd de la ley internacional”.
Pero Obama pareció inmutable. Durante la cena volvió a repetir que Estados Unidos “tiene un alto nivel de confianza” que fue Assad quien lanzó el ataque con gas neurotóxico que mató a 1.429 personas. Lo mismo dijo al presidente chino, Xi Jinping, con quien se reunió este viernes. Y sus llamadas internacionales a los congresistas estadounidenses, a quienes sigue pidiendo apoyo para autorizar el ataque militar, fueron también en ese mismo sentido.
Además de presionar a los líderes mundiales, el mandatario estadounidense despachó a su embajadora ante Naciones Unidas, Samantha Power, a Washington para que argumentara que la comunidad internacional no puede permitir el precedente de que el uso de armas químicas quede sin castigo.