El estado de Georgia siguió adelante este viernes con sus planes para reabrir su economía con la apertura de algunos negocios, a pesar de las advertencias de los especialistas de salud y la desaprobación del presidente Donald Trump.
Con las muertes y las infecciones aun aumentando, el gobernador Brian Kemp afirma que las condiciones permiten que los barberos, los artistas de tatuajes, los masajistas y los entrenadores personales, entre otros, pueden regresar a sus trabajos con ciertas restricciones.
Trump y el vicepresidente Mike Pence dijeron más de una vez a Kemp, un republicano, que apoyaban su plan de levantar restricciones, hasta que Trump cambió de parecer y expresó el jueves su desaprobación durante una conferencia de prensa.
La orden de Kemp para reabrir ciertos negocios incluye precauciones como revisar a los clientes por síntomas potenciales, suministrar a los empleados máscaras y otros medios de protección, y limpiezas frecuentes en los locales.
El lunes se permitirá la reapertura de las salas de cine y los restaurantes, siempre con medidas de distanciamiento social.
La alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, quien ha criticado los planes de Kemp repetidamente, dijo a la cadena ABC que Georgia no tiene la capacidad de hospitales para manejar la epidemia y advirtió de una posible ola de casos.
El modelo del Instituto para Métricas y Evaluaciones de Salud de la Universidad de Washington, usado por la Casa Blanca, sugiere que el pico de las hospitalizaciones por coronavirus en Georgia ocurrirá la próxima semana y que el estado no debe abrir hasta el 22 de junio.
El gobernador dice que es imperativo comenzar a aliviar el sufrimiento económico del estado.
El Departamento del Trabajo de Georgia informó el jueves que 1,1 millones de trabajadores, casi una quinta parte de la fuerza laboral, presentaron solicitudes de beneficios por desempleo en las cinco semanas transcurridas desde el inicio de la crisis.