Una mujer condenada a la pena de muerte por el asesinato de su esposo en 1997 fue ejecutada esta madrugada en Georgia, a pesar de pedidos de clemencia incluso del papa Francisco.
Kelly Gissendaner murió por inyección letal en una cárcel en la Prisión de Clasificación y Diagnostico de Georgia, en las afueras de Atlanta, la capital del estado.
Se trata de la primera mujer ejecutada en Georgia en los últimos 70 años y la número 16 en recibir la pena de muerte en Estados Unidos desde que la Suprema Corte de Justicia reinstaló ese castigo en este país en 1976.
Gissendaner estaba supuesta a ser ejecutada el martes por la noche, pero múltiples pedidos de clemencia –incluyendo uno del papa Francisco a través Nuncio Apostólico en Washington, Carlo María Viganó y otro de los tres hijos adultos de la mujer—atrasaron el ajusticiamiento.
Gissander fue condenada por conspirar en la muerte a cuchilladas de su esposo, junto a su amante, Gregory Owen, quien fue el que ejecutó el crimen. Sus abogados y sus defensores argumentaron que la sentencia fue desproporcionada, ya que Owen solo fue sentenciado a cadena perpetua y es elegible para salir en libertad en 2022.
También hicieron notar que Gissendaner había sufrido una profunda transformación espiritual durante su tiempo en la prisión, convirtiéndose en una fuente de ánimo y apoyo para sus compañeras presidiarias.