El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dio un giro de opinión y ordenó ondear la bandera nacional en todas las instituciones del Estado, estaciones de buses de transporte público, rotondas, y en todo espacio público.
Los colores azul y blanco de la bandera nicaraguense se convirtieron en el símbolo de los movimientos de oposición tras el inicio de la crisis sociopolítica en abril de 2018. En ese momento, el gobierno criminalizó su uso al punto de castigar con prisión a quien la portara, como le ocurrió a Luis Cuevas, un vendedor de banderas ambulante, quien fue sentenciado a cinco años de cárcel.
“Lo considero injusto, esto parece más bien una represalia, aparte de las inconsistencias que hay en el proceso, el señor estaba advertido que no debía vender más banderas en las protestas", afirmó tras finalizar el juicio, Norvin Cruz, abogado defensor de Cuevas.
La orden que anunció el ejecutivo "parece contradictoria" dijo Rosy Castillo a la Voz de América.
“Primero te reprimen, te encarcelan, te golpean, te hacen todo por usar un símbolo que es de tu país, y luego quieren utilizarlo para lavarse las manos, para que el pueblo olvide los asesinatos, para que olvide a los encarcelados, a las mujeres que han sido asesinadas en todo este año y medio de crisis sociopolítica en Nicaragua”, argumentó Castillo, quien transitaba por la Avenida Bolívar, una calle de la capital que el gobierno llenó de azul y blanco.
Sin embargo, otros ciudadanos consideran que se debe aprovechar la oportunidad para hacer el uso correcto de este símbolo patrio.
“La verdad es que es un símbolo nacional, le pertenece a todos los nicaragüenses, y podemos hacer pleno uso de este símbolo”, dijo Madania Dávila, quien reside en Managua.
Por su parte, miembros de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia recomendaron a la población colocar un lazo negro en la bandera, en señal de luto por los asesinados durante las protestas sociales desde abril de 2018, o colocarla al revés como un llamado de auxilio para la comunidad internacional.