Venezuela llevaba 24 horas sin luz en gran parte del país hasta la tarde del martes, lo que forzó al gobierno a suspender por un día la jornada laboral y las clases para intentar restablecer totalmente el servicio, afectado según la administración de Nicolás Maduro por un “ataque” al sistema eléctrico.
El flujo eléctrico cesó el lunes alrededor del mediodía y afectaba aparentemente a la mayoría de los 23 estados de Venezuela.
Las autoridades declararon que el servicio sería restaurado en cuestión de horas y algunas luces volvieron a parpadear, pero antes del anochecer volvieron a apagarse en buena parte de la nación, afectando las comunicaciones y dejando a gran parte del país sudamericano a merced de lo peor.
Por la noche, tras el restablecimiento parcial del servicio, la luz se volvió a ir y el martes gran parte del país seguía sin suministro eléctrico, según testigos de Reuters y usuarios en redes sociales.
Al mediodía, algunas zonas empezaron a recibir el servicio nuevamente.
“Los criminales generaron un incendio en el patio de 765 kva del Guri con la intención aviesa de dañar de modo definitivo la generación y transmisión de la carga”, dijo el ministro de Comunicación Jorge Rodríguez, en referencia al mayor complejo hidroeléctrico de Venezuela, que proporciona cerca del 70 por ciento de la energía del país.
Rodríguez precisó que la falla afectó a tres líneas de transmisión muy importantes y compartió fotos y un video en su cuenta de Twitter de un incendio en la zona.
“La derecha no tiene límites en su ambición y afán homicida”, escribió el funcionario, quien agregó que la electricidad se estaba recuperando en “tiempo récord” y ya estaba llegando a Caracas.
Las instalaciones eléctricas venezolanas están militarizadas desde 2013 y su acceso está restringido.
Especialistas sostienen que los cortes de luz son producto del deterioro en el servicio tras años de falta de inversión desde que, en 2007, el fallecido presidente Hugo Chávez nacionalizó el sector eléctrico.
En Caracas, los locales comerciales, bancos y colegios estaban cerrados y el transporte público trabajaba al mínimo. El metro y los ferrocarriles no operaban.
Como las líneas telefónicas e internet presentaban fallas, algunos no se enteraron de la medida gubernamental de cancelar la jornada laboral por 24 horas y acudieron a sus centros de trabajo sólo para encontrarlos cerrados.
Un trabajador en un restaurante, Johnny Vargas, se expresó frustrado por la situación, diciendo que no hay oportunidades en Venezuela y que desearía salir del país porque la gente no puede trabajar.
"Lo que provoca es irse más bien para afuera, a buscarse otro rumbo, porque aquí Venezuela no tiene chance ya, no tiene vida. Ya la gente no puede trabajar, no podemos hacer nada", afirmó.
“La calidad de vida que tenemos en el país está por el piso”, se quejó Yolanda González, una asistente dental de 50 años, quien esperaba el transporte público para ir a trabajar en una zona de clase media de Caracas, sin saber si el consultorio estaría abierto.
“¡Cómo me voy a enterar si no hay luz, no hay internet! Lo que hago es gastar en pasaje”, agregó al ser consultada si había oído del aviso oficial de suspensión laboral.
La falta de luz también afectaba el servicio de agua potable, dejaba hospitales sin energía y generaba el colapso de la banca electrónica, vital por la escasez de efectivo en un país con hiperinflación.
“El gobierno sólo culpa a los demás, ¿por qué ellos tienen que echarle la culpa a los demás y no asumen su responsabilidad?”, se preguntó Luis Delgado, de 61 años, mientras esperaba el transporte público en la ciudad fronteriza de San Cristóbal, que llevaba 10 horas sin servicio eléctrico.
Cerca del mediodía la luz empezaba a regresar a algunas zonas del país.
Las operaciones en el principal terminal de exportación de petróleo, Jose, fueron afectadas por los cortes de luz, dijeron a Reuters trabajadores de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). El resto de la industria petrolera, que cuenta mayormente con suministro propio, no reportaba fallas.
Como ocurrió con el apagón anterior, el gobierno del presidente Nicolás Maduro culpó a la oposición, respaldada por Estados Unidos, de sabotear la represa del Guri, que provee la mayor parte de la electricidad del país.
La vicepresidenta Delcy Rodríguez acusó a Estados Unidos de ordenar "el sabotaje" del sistema eléctrico nacional para perturbar "la tranquilidad y estabilidad" del país.
Se trató de "un plan macabro, perverso, construido desde Washington y ejecutado con factores de la derecha extremista venezolana", afirmó a la televisión estatal.
Las autoridades aseguraron que el "ataque" fue controlado, pero sus declaraciones, al igual que la vez pasada, poco hicieron para atenuar el enojo de los habitantes de Caracas que tuvieron que ir a pie a sus casas debido a que el servicio del metro fue suspendido.
La población quedó aún más irritada en la noche, cuando ocurrió un segundo apagón, y muchos salieron a sus ventanas y balcones haciendo sonar cacerolas en medio de la oscuridad para expresar su descontento.
Los apagones ocurren en medio de una tensa pugna entre el gobierno de Maduro y la oposición, y ante nuevas sanciones económicas estadounidenses.
El gobierno de Washington, que abiertamente aboga por la salida de Maduro, ha negado ser el responsable de los apagones.