El Departamento de Justicia acusó formalmente a siete hackers vinculados con el gobierno iraní, que realizaron cibertataques contra decenas de bancos y una pequeña represa en el estado de Nueva York.
"Los ataques fueron implacables, sistemáticos y extensos", dijo la secretaria de Justicia, Loretta Lynch. "Amenazaron nuestro bienestar económico y nuestra capacidad de competir lealmente en el mercado global, ambos vinculados directamente con nuestra seguridad nacional", agregó.
Los acusados trabajaban para dos compañías informáticas iraníes que tienen lazos con el gobierno y la Guardia Islámica Revolucionaria. Ninguno de ellos está preso y Estados Unidos no tiene tratado de extradición con Irán.
El gobierno estadounidense explicó que el propósito de hacer oficial estas acusaciones es advertir a los cibercriminales que se pueden rastrear sus operaciones a través de internet desde el otro lado del mundo.
El director del FBI, James Comey enfatizó que el mensaje es que todos colaboren para achicar al mundo y obligar a estas personas a pagar las consecuencias de sus actos. “Dondequiera que estén, los alcanzaremos", dijo Comey.
Lynch reveló que como resultado de estos ataques por 176 días entre 2011 y 2013, las operaciones de 46 firmas financieras se vieron seriamente afectadas, en detrimento de estas como de cientos de miles de usuarios.