El presidente nicaragüense Daniel Ortega otorgó el miércoles “plenos poderes” a su hijo Laureano Ortega Murillo para actuar en representación del gobierno de Nicaragua en la firma de acuerdos con entidades rusas.
Laureano Ortega, de 41 años, quien se encuentra de visita oficial en Moscú, ha ocupado en los últimos dos años roles cada vez más protagónicos en el gobierno de Nicaragua. Fue nombrado recientemente “representante especial del secretario general” del oficialista Partido Frente Sandinista para reunirse con una delegación del Partido Comunista chino, cargo que hasta ahora solo había ocupado su padre, líder del Frente Sandinista desde hace cuatro décadas.
En agosto pasado, Laureano Ortega firmó un tratado de Libre Comercio con China, y ha sustituido a su padre en actos oficiales que han sido televisados en cadena nacional.
Analistas consultados por la Voz de América advierten que el gobierno de Daniel Ortega, de 78 años, quien lleva más de 15 años consecutivos en el poder, podría estar preperando a su hijo como “sucesor”, pese a que la Constitución prohíbe que alguien con una línea de afinidad al presidente ocupe cargos.
La Ley de Servidores Públicos de Nicaragua establece que en los poderes e instituciones del Estado no se pueden nombrar personas que tengan parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad con la autoridad que hace el nombramiento.
El politólogo y académico nicaragüense Félix Maradiaga dijo a la VOA que “la evidencia histórica demuestra que las dictaduras más violentas y con menor probabilidad de apertura a la transición política son aquellas que apuntan a la sucesión familiar”.
Maradiaga puso como ejemplos a los gobiernos de Corea del Norte, Cuba y Siria, e incluso Nicaragua con los Somoza. En Corea del Norte, un hombre de la familia Kim ha estado a cargo desde que Kim Il-sung fundó la nación en 1948. En Cuba, Fidel Castro cedió el poder a su hermano Raúl Castro, y este a Miguel Díaz-Canel. En Nicaragua, los Somoza gobernaron directamente o a través de presidentes leales entre 1936 y 1979.
"Este tipo de dictaduras parecían ya superadas en América Latina, pero los Ortega Murillo han demostrado que estos modelos decadentes de ejercicio del poder siguen siendo un peligro real en la región”, dijo Maradiaga.
La esposa de Daniel Ortega y madre de Laureano Ortega, Rosario Murillo, es la vicepresidenta de Nicaragua.
El gobierno de Nicaragua no respondió a una solicitud de comentarios de la VOA.
La exguerrillera sandinista Dora María Téllez, otrora aliada a Daniel Ortega que estuvo encarcelada en Nicaragua por su postura política y fue desterrada a Estados Unidos junto a más de 200 presos políticos en febrero pasado, dijo que en Nicaragua se ha instaurado “una dictadura familiar con aspiraciones dinásticas” similares a la de los Somoza.
Téllez dijo que se trata de “una amenaza a la democracia en general en América Latina. El peor ejemplo de este tipo de regímenes es el de la familia Ortega-Murillo, es una dictadura familiar”.
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