La crisis electoral en Honduras se profundizaba el jueves, cuatro días después de los comicios, por un disputado recuento de votos que ha tardado más de lo habitual y generado tensiones entre los dos aspirantes ala presidencia, el actual mandatario Juan Orlando Hernández y su rival Salvador Nasralla.
Tanto Hernández como Nasralla, una estrella de televisión, se proclamaron ganadores de la elección del domingo, que inicialmente favoreció al candidato opositor, pero luego se inclinó hacia el presidente.
La crisis tuvo un indicio de solución el miércoles, después de que ambos candidatos firmaron documentos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en los que se comprometían a respetar el resultado una vez contabilizados todos los votos.
Sin embargo, Nasralla, quien inicialmente tenía una ventaja de cinco puntos, rechazó el acuerdo horas después acusando a sus opositores de intentar robarle la elección y convocando a sus partidarios a salir a las calles de la capital, Tegucigalpa, para defender su triunfo.
La autoridad electoral publicó más de la mitad de los resultados de la votación el lunes temprano, pero enfrentó la crítica internacional por un subsecuente retraso de 36 horas para entregar un nuevo reporte. Cuando las cifras del recuento se actualizaron, Hernández comenzó a acortar distancia frente a Nasralla.
Con un 82.89 por ciento de los votos contabilizados, Hernández, candidato de centroderecha, tenía un 42.2 por ciento de las preferencias frente a un 41.1 por ciento de Nasralla, informó el tribunal.
El conteo se interrumpió de nuevo el miércoles por la tarde y el tribunal atribuyó el retraso a problemas computacionales.
"Nos toman por idiotas y quieren robarse nuestra victoria", dijo Nasralla, líder de una coalición amplia de derecha e izquierda. "El documento que firmé hoy con la OEA no tiene validez", enfatizó.
La OEA lamentó la salida de Nasralla del acuerdo y prometió continuar su trabajo por un resultado justo.
Observadores internacionales dijeron que los retrasos dañaban la credibilidad de las autoridades y generaban el riesgo de afectar la legitimidad del ganador. El Departamento de Estado de Estados Unidos instó a las autoridades de Honduras a revisar los resultados de la elección sin retraso.
Antes de la elección, Hernández era el favorito en las encuestas en la empobrecida nación centroamericana, golpeada por la violencia, las bandas del narcotráfico, la corrupción y que registra una de las tasas de homicidio más altas del mundo.
Nasralla es una figura conocida en Honduras y cuenta con el apoyo del expresidente Manuel Zelaya, un izquierdista que fue derrocado durante un golpe de estado en 2009 después de proponer un referendo para su reelección.