Coreando “No más gases lacrimógenos”, docenas de familias con niños pequeños se manifestaron el sábado en Hong Kong para protestar contra la gestión gubernamental de las protestas en la víspera de una de unas elecciones locales muy disputadas.
La policía antimotines habría disparado más de 9.000 rondas de gases lacrimógenos desde que las protestas estallaron en junio, a menudo en zonas abarrotadas e incluso cerca de escuelas.
Ahora que la policía compra los botes de gas lacrimógeno a China, aumenta la preocupación de que el producto pueda liberar químicos tóxicos, incluyendo una dioxina cancerígena. Según reportes, un periodista local que cubría la marcha ha señalado que se le diagnosticó una afección cutánea relacionada con la exposición a toxinas, incluyendo la dioxina.
El gobierno del territorio semiautónomo chino dijo esta semana que no hay evidencia de riesgos para la salud y se negó a revelar la composición química del producto, argumentando cuestiones operativas.
“¿El gobierno tiene algo que esconder? Con la policía disparando gases lacrimógenos sin motivo, ¿cómo nos protegemos y nos limpiamos de forma adecuada tras la exposición?”, preguntó Emily Ku, de 33 años, que acudió con su hija de cinco a la marcha en un suburbio de Kowloon.
Lo más preocupante es el impacto desconocido en la salud de los niños en el largo plazo, agregó.
Otra manifestante, Michelle Lam, contó que ella y su hija de seis años, que viven en una zona con frecuentes movilizaciones, sufrieron síntomas de empeoramiento de sinusitis en las últimas semanas debido al gas lacrimógeno.
Lam dijo que votará a primera hora del domingo en las elecciones por el consejo de distrito y espera que una victoria de los políticos prodemocracia deje claro que la población de Hong Kong está unida detrás del movimiento para proteger las libertades de la ciudad.
“El gobierno debería responder a las demandas de la gente y no usar gases lacrimógenos ni otras tácticas duras para reprimir nuestra voz”, agregó antes de que la protesta finalizase de forma pacífica.
Los comicios del domingo se consideran un referente fundamental del apoyo público a unas protestas, cada vez más violentas, que paralizan la vida del centro financiero desde junio.