La Iglesia católica de San Isidro Labrador, en Costa Rica, se sumó este año a la Gritería, una tradición nicaragüense realizada en honor a la virgen Concepción de María, la cual consiste en repartir dulces y gofios -un postre típico del país- a personas que realicen cánticos en su honor.
El presbítero Carlos Manuel Jiménez Picado dijo a la Voz de América que se sumó a la celebración “en vista de las circunstancias que están pasando los nicaragüenses”, donde el gobierno del presidente Daniel Ortega ha sido acusado por organizaciones no gubernamentales y activistas de perseguir a la Iglesia católica y de prohibir las liturgias religiosas.
“En este momento en que la iglesia de Nicaragua es una iglesia de catacumbas, está amordazada, que desde aquí se reciba un abrazo en la distancia y acá puedan expresar su viva fe”, dijo el sacerdote.
“Es un placer y con mucho cariño hemos hecho la celebración. Son los nicaragüenses las que hacen, porque nosotros no la conocemos por dentro, pero eso no quita que la Virgen es madre de todos y que se sientan los nicaragüenses acogidos y tengan su espacio para conservar sus tradiciones”, agregó el religioso.
En Nicaragua todos los 7 de diciembre se celebra la Gritería en las calles del país.
A diferencias de las actividades de Semana Santa las cuales fueron prohibidas por el gobierno de Ortega, esta vez permitió la Gritería en las ciudades del país.
“Es un acto de hipocresía”, dijo al respecto el sacerdote Edwin Román, exiliado en Estados Unidos, luego de que el gobierno de Ortega no le permitiera el ingreso a Nicaragua tras visitar a familiares en Miami.
“En los altares promovidos por la dictadura sandinista ahí no está Dios, ni la Purísima. Ahí solo está el reflejo de la hipocresía y del cinismo de quienes persiguen a la Iglesia en Nicaragua y mantienen encarcelado a un Obispo, Monseñor Rolando Álvarez, 52 sacerdotes desterrados”, escribió Román en Twitter.
Ortega de hecho mostró en la televisión nacional imágenes de él y su familia celebrando la Gritería; mientras que en las entidades del Estado también se celebró dicha festividad.
“Reparten un brindis, producto de la estafa a los trabajadores del Estado, a quienes le exigen su contribución de un salario ya injusto. Mejor recen en sus casas, vayan a sus templos, canten con alegría a La Purísima en los altares tradicionales de sus amistades y vecinos”, prosiguió Román.
Alejandra Padilla, una nicaragüense exiliada en Costa Rica, viajó durante tres horas para llegar a Coronado, la localidad donde se celebró la Purísima en Costa Rica. Dice que es la primera vez en dos años que tiene exiliada en San José en que se suma a esta actividad.
“Es la primera vez desde que estoy exiliada y que vengo a una Gritería. Yo creo que esto incluso es una manera de resistir y manifestar el apoyo a la Iglesia católica y a todos los feligreses a los que el régimen les prohibió manifestarse como se debe”, mencionó Padilla.
Lo mismo mencionó Anibal Toruño, un periodista nicaragüense originario de la ciudad de León, al norte de Managua. Toruño dice que está feliz de poder celebrar su fe aunque sea fuera de su país. “Algo de lo que nosotros no hemos perdido es la alegría, la fe, la convicción”.
Solidaridad entre costarricenses
Karla Zúniga, un feligrés costarricense, se unió a la Gritería de Nicaragua desde su ciudad. “Qué duro tiene que ser celebrar en otro lugar, pero las puertas acá en Costa Rica están abiertas para los nicaragüenses”, subrayó la mujer, quien acudió a la festividad junto a su familia.
“Hemos gozado muchísimo, nos sorprende cómo pasan dando cosillas, qué linda tradición”, indicó por su parte Maryourit Cubillo, otra costarricense que acudió a la festividad.
Los nicaragüenses también celebraron la Gritería en Estados Unidos, España y otros rincones donde se encuentran dispersos alrededor del mundo.