Íngrid Betancourt, la excandidata presidencial que estuvo secuestrada más de seis años por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dijo el martes que buscará nuevamente la presidencia de su país en los comicios del 29 de mayo.
El anuncio ocurre casi dos décadas después del secuestro de Betancourt por las hoy extintas FARC mientras hacía campaña por la presidencia de Colombia por el Partido Verde Oxígeno, un grupo que ella fundó cuando era congresista.
“Hace exactamente 20 años fui secuestrada como candidata", dijo Betancourt en Bogotá. "Hoy estoy aquí para terminar lo que empecé, con la convicción de que Colombia ya está lista para cambiar de rumbo”.
Betancourt ha estado alejada de la política local y tiene el reto de lograr un impacto rápido cuando faltan pocos meses para las votaciones. Sin embargo, su llegada impulsa el centro político del país, un ala que compite con el izquierdista Gustavo Petro, quien hasta ahora se perfila como el más fuerte competidor liderando las encuestas, y quien demostró en las elecciones presidenciales de 2018 que es capaz de conseguir más de 8 millones de votos.
Betancourt pasó seis años en cautiverio en los campamentos de la guerrilla en la jungla amazónica, donde en ocasiones los rebeldes la ataban a un árbol con cadenas para evitar que escapara. Durante ese tiempo se hicieron públicos algunos videos de ella como prueba de vida. En ellos la política pedía a las autoridades investigar las circunstancias que llevaron a su secuestro y pedía al gobierno reanudar las pláticas de paz con las FARC.
La excandidata se convirtió en un símbolo de campañas internacionales que buscaban el reinicio de pláticas de paz en Colombia y la liberación de otros secuestrados por las FARC. Su secuestro terminó en 2008 a través de una operación militar, en la cual soldados colombianos disfrazados de personal humanitario la rescataron junto con otros 14 secuestrados, sin disparar un solo tiro.
Betancourt se retiró de la vida pública después de su liberación. Mucho de su tiempo lo pasó con su familia en Francia. Sin embargo, regresó a la escena política de Colombia el año pasado, en momentos en que el país comenzaba a prepararse para las elecciones presidenciales a mediados de este año.
“Hoy vengo a reclamar los derechos de los 51 millones de colombianos que no encuentran justicia, porque vivimos en un sistema diseñado para garantizar la impunidad de los violentos... estoy hablando del sistema de corrupción”, indicó Betancourt, quien aseguró que así como ella fue víctima de los grupos armados y sufrió en carne propia el secuestro, los colombianos han estado “encadenados” a la injusticia y la violencia.
Betancourt competirá por la presidencia inicialmente dentro de la Coalición Centro Esperanza, conformada por un grupo de políticos que se han unido para elegir una candidatura única. En la baraja de esta coalición están también Sergio Fajardo, quien en las pasadas elecciones presidenciales quedó en el tercer puesto con 4,5 millones de votos; Alejandro Gaviria, exrector de la Universidad de los Andes; y Juan Manuel Galán, hijo del candidato presidencial asesinado en 1989 por oponerse a los carteles del narcotráfico.
″Íngrid renueva la oferta de esta Coalición de la Esperanza que está un poco estancada desde el principio de la campaña con muchas negociaciones internas”, dijo a The Associated Press Yann Basset, analista político y profesor de la Universidad del Rosario. “Se les ha reprochado mucho solo tener hombres blancos, de clase alta, con muy poca diversidad, entonces el hecho de tener una mujer con posibilidad puede ser interesante porque ninguno de los otros precandidatos ha generado mucho entusiasmo”, agregó.
Betancourt aseguró que con su aspiración busca un mundo con “visión de mujer”.
En Colombia no ha habido una mujer en la Presidencia. El cargo más alto lo ostentó por primera vez la actual vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez.
“Las mujeres hemos ido abriendo un camino con mucha dificultad pero hemos también aprendido a construir unos puentes que nos permiten que hoy en día muchos colombianos, hombres y mujeres, piensen en la mujer como una opción de liderazgo”, dijo a la prensa.
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