Las relaciones entre Estados Unidos y Turquía se tornaron más tensas el martes luego que el Ministerio de Relaciones Exteriores turco citara al embajador estadounidense en Ankara, David Satterfield, para protestar por dos resoluciones de la Cámara de Representantes.
Una de las resoluciones, que es “no vinculante” o simbólica, reconoce como una verdad histórica el genocidio armenio en 1915, a manos de turcos otomanos. Turquía ha cabildeado durante años para que no fuese reconocido.
La resolución fue aprobada en la Cámara de Representantes por 405 votos a favor y 11 en contra. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha calificado la decisión del Congreso estadounidense como un “enorme insulto” contra Turquía.
Los congresistas estadounidenses sin embargo no están solos en su valoración histórica de los hechos de 1915, Varios países, entre ellos Canadá, una comisión de Naciones Unidas y el Vaticano han declarado que consideran lo ocurrido en Armenia como un genocidio.
Erdogan también reaccionó a otra moción bipartidista que pide sanciones contra altos funcionarios turcos y contra el ejército en represalia por la incursión turca en el noreste de Siria. Esta resolución se aprobó por 403-16.
Ambas resoluciones del Congreso estadounidense vienen a tensar las ya complicadas relaciones entre Ankara y Washington. Erdogan no acepta el respaldo que Estados Unidos daba hasta hace días a kurdos sirios que Turquía considera terroristas.
Por su parte, congresistas demócratas y republicanos han atacado la decisión turca de entrar a Siria luego del retiro de las tropas estadounidenses que luchaban contra el Estado Islámico junto a kurdos sirios.
El presidente Donald Trump anunció hace dos semanas la retirada de sus tropas de Siria, en lo que muchos, incluyendo militares estadounidenses consideraron “una vergonzosa traición hacia los kurdos” que han sido aliados de Estados Unidos en Siria e Irak. El vacío dejado por Estados Unidos ha sido ahora llenado por Rusia.
Con información de AP y The New York Times