Si bien se cree que los ataques de Estados Unidos en Yemen a través de aviones no tripulados ya han comenzado, queda por descifrar qué papel jugará Estados Unidos en este nuevo contexto.
La injerencia directa es una de las propuestas que se barajan dentro de las tres que identifica Ortega; “una intervención directa, o un apoyo, o intervenciones puntuales. Realmente, la injerencia directa, siguiendo el modelo que se utilizó en Irak o en Afganistán, sería contraproducente contra el propio régimen yemení. La oposición política tanto de las formaciones del norte como de las del sur y la propia sociedad no admitirían esta injerencia militar clara y evidente. Pondrían al régimen entre la espada y la pared”.
Se barajan otras opciones, como los grupos de intervención rápida, o como se ha estado utilizando en algunas ocasiones, o el recurso a aviones no tripulados para acosar a células de al-Qaeda.
¿Cómo cambiaría eso el panorama en el mudo árabe?
Lo que va a hacer es aumentar la popularidad y las simpatías que pueda haber hacia grupos como al-Qaeda, es decir, que se va a radicalizar todavía mucho más la situación. Y podría pasar como en Irak, un surgimiento de una multitud de grupos armados que solamente se puede pensar en un escenario totalmente caótico, como lo puede ser el escenario somalí o como lo ha sido el iraquí durante muchos años.
¿Qué capacidad tienen?
Al-Qaeda dentro de la península arábiga es un grupo dentro de esta esfera de Al-Qaeda, pero tenemos Al-Qaeda en Irak o Al-Qaeda en el Magreb islámico. Son diferentes, tienen su espacio geográfico donde actúan.
La situación no es muy clara, no hay datos sobre la capacidad militar que tienen. Lo que es cierto es que, en un escenario tan caótico como es Yemen, lleno de retos internos, crisis económicas fuertes, movimiento secesionista en el sur, que ha recurrido también a acciones armadas, en ese contexto de violencia tanto política como armada, al-Qaeda es un elemento más que actúa en el escenario.
¿Qué otra perspectiva les queda?
Mientras no se aborde realmente el dossier del Yemen como hay que abordarlo, desde una perspectiva más amplia de crisis económica, de oposición política, de intentos de democratización, de abrir el espacio a todos los actores, y también de lucha por reducir a su mínima expresión a esta oposición de violencia armada, la escalada de tensión va a ir en aumento.
¿Hay una solución intermedia?
La injerencia militar no es el camino. Habría que apoyar, fortalecer más al régimen yemení para que él sea capaz de hacer frente a los retos que tiene. No sólo los retos representados por al-Qaeda y los grupos armados secesionistas, sino también para hacer frente al reto que supone tener una oposición política que echa en cara al gobierno yemení que no inicie un proceso de democratización real y de diálogo con todas las fuerzas políticas.
Se necesita ayudar económicamente a Yemen, fortalecer sus instituciones, pero presionar también para que inicie un diálogo con todas las fuerzas políticas.
¿Cómo debería ser esa intervención?
Una intervención que aborde el tema yemení exclusivamente en términos de seguridad y en términos militares provocaría reacciones en todo el mundo árabe, como ocurrió con la invasión en Irak, y sería un elemento más, añadido al caos o a los sentimientos anti-occidentales en el mundo árabe, como ocurrió con la presencia de tropas estadounidenses en Arabia Saudí para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait, o como pasó con la invasión occidental en Kuwait para acabar con el régimen de Sadam Hussein.
Rafael Ortega es investigador principal de Casa Árabe y del Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán en España.
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