Las fuerzas del Gobierno iraquí irrumpieron este lunes en la ciudad kurda de Kirkuk, tomando el control de los principales sitios militares y campos petroleros.
En un ambicioso ataque, las tropas estadounidenses entrenadas por Bagdad, ingresaron a la ciudad del norte iraquí y, por orden del primer ministro Haider al-Abadi, izaron banderas iraquíes y quitaron las kurdas.
La toma se produjo en respuesta a la intención kurda de buscar la independencia del gobierno central.
Mientras Bagdad argumentó no haber tenido dificultades en el operativo, organizaciones indicaron que algunos kurdos y combatientes iraquíes perdieron la vida en medio de los enfrentamientos nocturnos al sur de Kirkuk antes de que las tropas del gobierno avanzaran hacia el centro de la ciudad.
Un líder kurdo, dijo que Bagdad pagaría "un alto precio" por la "guerra contra su pueblo”.
Cuando se le preguntó sobre esta situación al presidente Donald Trump en una rueda de prensa en la Casa Blanca, dijo que Estados Unidos sigue siendo neutral, señalando la "muy buena relación con los kurdos y con Irak".
"No nos gusta el hecho de que estén enfrentados", dijo Trump el lunes. “No tomamos partido en esa batalla”, enfatizó Trump.
Washington, que ha apoyado a las fuerzas iraquíes y ayudado a entrenar a combatientes kurdos en la batalla contra los yihadistas del Estado Islámico, pidió calma para detener la tensión de una guerra civil que inició hace 14 años en Irak.
"Estamos monitoreando la situación en Kirkuk de cerca y estamos muy preocupados por los informes del enfrentamiento”, dijo el Departamento de Estado de Estados Unidos. "Estamos comprometidos con todas las partes en Irak para reducir la tensión”.
Anteriormente, la Embajada de los Estados Unidos en Bagdad hizo un llamado a las partes para que cesen de inmediato las acciones militares y restauren la calma "mientras seguimos trabajando con funcionarios del gobierno central y regional para reducir las tensiones y evitar nuevos enfrentamientos".
La Embajada añadió que apoya "el ejercicio pacífico de administración conjunta por parte de los gobiernos central y regional de conformidad con la Constitución iraquí, en todas las áreas en disputa".
La nota agrega que el Estado Islámico "sigue siendo el verdadero enemigo de Irak, e instó a todas las partes “a que permanezcan concentradas en terminar con la liberación de su país de esta amenaza”.
Mientras tanto en el Capitolio, el senador demócrata Jack Reed del Comité de Servicios Armados del Senado, dijo a La Voz de América que la situación podría inhibir los esfuerzos para luchar contra el grupo militante del Estado Islámico.
"Existe un gran peligro de que las acciones militares en Kirkuk se puedan salir de control y eso es algo de lo que hemos sido muy conscientes por eso hemos mantenido presión diplomática sobre Bagdad y la ciudad de Irbil”, agregó Reed.
Pero Al-Abadi dijo que la operación militar era necesaria para "proteger la unidad del país, que estaba en peligro de dividirse" debido al referéndum kurdo.
"Hacemos un llamado a todos los ciudadanos para que cooperen con nuestras heroicas fuerzas armadas, para proteger a los civiles en primer lugar, y para imponer la seguridad y el orden y en las instituciones estatales", insistió al-Abadi.
"Solo hemos cumplido con nuestro deber constitucional de extender la autoridad federal, imponer seguridad y proteger la riqueza nacional en esta ciudad, que queremos seguir siendo una ciudad de coexistencia pacífica para todos los iraquíes", puntualizó.
El Consejo de Seguridad Regional del Kurdistán dijo que los combatientes progubernamentales avanzaron desde Taza Khurmatu, a unos 10 kilómetros al sur de Kirkuk.
Los kurdos han controlado la ciudad de Kirkuk desde que expulsaron a los combatientes del Estado Islámico que llegaron a Irak en 2014, y durante mucho tiempo, han estado en desacuerdo con el gobierno central sobre quién debería controlar las áreas de la provincia circundante, incluidos sus campos petroleros.
Las tensiones aumentaron hace más de tres semanas cuando el gobierno de la región kurda celebró el referéndum de independencia que fue aprobado por gran parte del pueblo kurdo.
El gobierno de Abadi calificó el referéndum como ilegal, al igual que la vecina Turquía e Irán, que también tienen población kurda. Para entonces Estados Unidos dijo que el voto carecía de legitimidad y que respalda un Irak "unido".
Durante la lucha contra el autodenominado Estado Islámico, Estados Unidos proporcionó suministros militares y capacitación tanto a las fuerzas armadas iraquíes como a las kurdas.