La primera vez que la percusionista venezolana Katiuska Fernandes, conocida en el mundo artístico como Kati Fernandes, trabajó con la cantante colombiana Karol G fue en 2021, cuando la contactó el director musical de la artista, Rob Trujillo, para que tocara con la banda en un especial de fin de año.
Al siguiente año también compartieron el escenario en el festival de Coachella, uno de los más importantes del mundo. Ese trabajo previo le permitió recibir la invitación para formar parte de la banda que trabajaría en el tour “Mañana será bonito", una de las giras más exitosas actualmente que ya llenó 15 estadios estadounidenses y que se prepara para continuar en Latinoamérica a finales de este 2023.
“La gira ha sido alucinante, es una producción inmensa, hay muchísima gente involucrada. Hubo lugares muy especiales, y fue mi primera vez tocando en un estadio ante tanta gente, cada noche eran unas 70.000 personas. De verdad alucinante”, expresa la venezolana de 38 años en entrevista para la Voz de América.
Fernandes es parte de una banda que está conformada solo por mujeres, muestra del mensaje sobre el empoderamiento femenino que busca transmitir Karol G. La venezolana define a la cantante como una persona humilde y muy involucrada con el proceso de producción del show y también con todo su equipo. Agrega que la relación con sus compañeras de banda es excelente pese a que son un grupo muy diverso culturalmente.
El “Mañana será bonito” de Karol G recorrerá desde finales de diciembre de 2023 varios países de Latinoamérica, entre ellos Venezuela, cuya presentación está pautada para el 22 de marzo de 2024 en el Estadio Monumental Simón Bolívar de Caracas. Para la percusionista venezolana, esta noticia marca su regreso al país luego de 10 años sin visitarlo. Dice que la llena de orgullo poder volver de la mano de una artista de talla mundial.
“Volver luego de 10 años acompañando a una artista tan importante como lo es Karol G es un sueño, me llena de orgullo volver a casa y decir: lo logré, logré seguir creciendo, seguir haciendo música fuera de Venezuela. Representar a mi país en la industria musical profesional me llena de satisfacción”, afirma.
“Siempre supe que sería música”
El trabajo de Kati Fernandes en la gira de Karol G es uno de los más importantes de su carrera. Sin embargo su posición actual no se la debe al destino, pues se preparó desde muy joven. La venezolana comenta que está involucrada en la música desde que “tiene uso de razón”, es por ello que siempre supo a qué se dedicaría; aunque reconoce que la percusión, el instrumento en el que se especializó, sí llegó por azar.
Fernandes comenzó su formación profesional en el Conservatorio de Música Lino Gallardo, ubicado en La Castellana (Caracas). Cuando tenía 13 años vio su primera clase de percusión y fue ahí donde notó que se le facilitaba tocar el instrumento, así que luego empezó a estudiar percusión en la Casa de la Cultura de Chacao. Duró alrededor de cuatro años.
“En mi cabeza no estaba, nunca estuvo a ser percusionista, yo ni sabía qué era eso (…) Un día un profesor fue a mi escuela a dar clases de percusión y yo me quedé a la demostración por curiosidad y, bueno, encontré que tenía mucha facilidad para la percusión (…) Después de allí ya sí empecé a tomar clases, pero con profesores particulares como el maestro Nené Quintero, con Kiko González y otros percusionistas venezolanos a quienes yo admiraba mucho. Fue así como me fuí formando musicalmente”, recuerda.
Su formación musical le permitió tener su primera oportunidad laboral cuando apenas tenía 17 años y trabajó con el cantante Ricardo Montaner, una experiencia que define como “enriquecedora” porque marcó su carrera.
En Venezuela, la percusionista también tocó con otros artistas muy importantes en la industria como La Big Band de Andy Durán, Jeremías, Mariana Vega, Judy Bueno y Franco & Oscarcito, entre otros.
Comenzar desde cero desde el éxodo
La migración ha sido un tema presente en la vida de Katiuska Fernándes, incluso desde antes de nacer, ya que sus padres son migrantes. Su padre es portugués y su madre cubana. Ella nació en Caracas, Venezuela.
En el año 2013, la venezolana decidió emigrar a Estados Unidos por varias razones, su mamá, quien ya vivía en Norteamérica, estaba siendo tratada por cáncer, además la situación económica del país no era la mejor y su trabajo en Venezuela había llegado a un tope.
“Sentía que ya había hecho todo en Venezuela en cuanto a música. Había estado ya en todos los teatros, bares y yo quería hacer otras cosas”.
Sus primeros años en Miami fueron duros, especialmente porque su madre falleció y también porque le tocó abrirse un espacio en la industria artística como percusionista.
Su primer trabajo fue con Fondo Blanco, una banda de amigos que la ayudó mucho, según recuerda. Posteriormente, Fernándes se unió a la agrupación Juniors Band y participó en un proyecto brasileño llamado Medeiros.
“También estuve tres años trabajando en la playa. Todas las noches ahí en una acera, donde pasaba la gente, y a veces no era fácil, o sea, era como ver muchas cosas fuertes (…) Lo tomé siempre de una manera muy positiva porque seguía haciendo música”.
No obstante, la venezolana también tuvo que trabajar en otras labores lejos de la música. Participó como público en programas de televisión, vendió cursos de inglés y dictó cursos.
Su gran oportunidad vino cuando audicionó para un casting en un programa de Univisión y fue seleccionada. Allí trabaja desde 2019.
“Ese programa me trajo a la vida otra vez (…) Fue un proceso de bastante paciencia, como que empezar otra vez a construir poquito a poquito, es empezar de cero porque cuando uno llega a otro país nadie te conoce. Solamente tienes a unos cuantos amigos, pero en sí la gran mayoría de la gente no sabe quién eres, y tienes que empezar a darte a conocer otra vez, a aceptar todo lo que te ofrezcan, porque bueno, porque estás en eso, te quieres dar a conocer, quieres conocer, tú sabes, el entorno, conocer nuevos músicos, y buscar las oportunidades que te recomienden”, puntualiza.
Ahora que ya ha logrado establecerse y lograr grandes retos profesionales, Kati Fernandes quiere ir por más. Su gran sueño es ser la próxima Sheila E, reconocida percusionista de talla internacional. También reconoce que le gustaría tocar con artistas estadounidenses.
“A mí me encantaría estar en la industria musical americana. O sea, esa es mi meta. También me gustaría, pues, seguirme desarrollando como, no sé si la palabra sea educadora, porque no siento que yo sea una educadora así formal, pero sí me gustaría seguir dando, entregando el conocimiento que tengo en diferentes proyectos que actualmente estoy desarrollando”.
Otra de las metas de Fernandes es crear una comunidad de mujeres percusionistas donde todas se apoyen para tener un buen nivel y más representación en el medio.
Sin embargo, mientras la percusionista trabaja por lograr cada una de sus metas, espera la llegada del mes de marzo para reencontrarse con Venezuela y ofrecer un show del que se sientan orgullosos en su país natal.
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