Cuando la Fed se reúna este 17 de septiembre para decidir si reduce su programa de compra de bonos tomará en cuenta una serie de factores sobre la economía estadounidense.
El desempleo será el primero. Su tasa disminuyó en agosto a 7,3% su nivel más bajo desde 2008, habiendo registrado su mayor marca en octubre de 2009, cuando alcanzó un 10%.
Desde entonces el número de personas que dice tener trabajo ha aumentado 5,7 millones y el de los que dicen estar desempleados ha caído a casi 4,1 millones.
Pero esos números son engañosos. Las tasas de desempleo ha caído porque muchos se salen de la fuerza laboral: una vez dejan de buscar trabajo, el gobierno deja de contarlos como desempleados.
Unos son parte de la generación conocida como los “baby boomers” –los que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial—que se están retirando en grandes cantidades al llegar a su edad de jubilación. Los otros son los adultos jóvenes, que viendo el difícil mercado laboral al que se enfrentan, optan por regresar a la universidad, o dejan de buscar empleo, decepcionados por los rechazos repetidos.
El porcentaje de gente que trabaja o que está buscando trabajo en Estados Unidos, es decir, la fuerza laboral del país, se encogió a 63,2%. Antes de la recesión fue de 66%, lo cual representaría 6,8 millones de más gente empleada a los niveles actuales.
Por otro lado, si bien los poco más de 4 millones de estadounidenses que han estado desempleados durante los últimos seis años son bastante menos que los 6,7 millones que estaban desempleados en abril de 2010, antes de 2009 la cifra de desempleados a largo plazo nunca sobrepasó los 2,9 millones de personas.
Desde que terminó oficialmente la Gran Depresión en junio de 2009, la economía estadounidense ha añadido 5,6 millones de empleos. Pero con todo, hay 1,9 millones de empleos menos que los 138 millones que había antes de la recesión.
Se necesitaría por lo menos un año más con la actual tasa de creación de empleos para alcanzar los niveles previos a la recesión.
El desempleo será el primero. Su tasa disminuyó en agosto a 7,3% su nivel más bajo desde 2008, habiendo registrado su mayor marca en octubre de 2009, cuando alcanzó un 10%.
Desde entonces el número de personas que dice tener trabajo ha aumentado 5,7 millones y el de los que dicen estar desempleados ha caído a casi 4,1 millones.
Pero esos números son engañosos. Las tasas de desempleo ha caído porque muchos se salen de la fuerza laboral: una vez dejan de buscar trabajo, el gobierno deja de contarlos como desempleados.
Unos son parte de la generación conocida como los “baby boomers” –los que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial—que se están retirando en grandes cantidades al llegar a su edad de jubilación. Los otros son los adultos jóvenes, que viendo el difícil mercado laboral al que se enfrentan, optan por regresar a la universidad, o dejan de buscar empleo, decepcionados por los rechazos repetidos.
El porcentaje de gente que trabaja o que está buscando trabajo en Estados Unidos, es decir, la fuerza laboral del país, se encogió a 63,2%. Antes de la recesión fue de 66%, lo cual representaría 6,8 millones de más gente empleada a los niveles actuales.
Por otro lado, si bien los poco más de 4 millones de estadounidenses que han estado desempleados durante los últimos seis años son bastante menos que los 6,7 millones que estaban desempleados en abril de 2010, antes de 2009 la cifra de desempleados a largo plazo nunca sobrepasó los 2,9 millones de personas.
Desde que terminó oficialmente la Gran Depresión en junio de 2009, la economía estadounidense ha añadido 5,6 millones de empleos. Pero con todo, hay 1,9 millones de empleos menos que los 138 millones que había antes de la recesión.
Se necesitaría por lo menos un año más con la actual tasa de creación de empleos para alcanzar los niveles previos a la recesión.