La red de transporte subterráneo Metro de Caracas experimentó recientemente un segundo aumento en la dotación militar que resguarda la seguridad de los caraqueños que lo utilizan.
Si bien las autoridades no informan estadísticas sobre la cantidad de crímenes que se registran en el Metro, el gobierno hace dos semanas decidió colocar más efectivos en las estaciones.
En 2012, en promedio se registraban 300 delitos al día, según Ricardo Sansone, miembro de la directiva de la Asociación Civil Familia Metro, cifras publicadas por el periódico El Universal en marzo de 2014.
Las últimas cifras oficiales son de 2010, cuando se registraron unos 772 delitos entre robos y hurtos, según la empresa Metro de Caracas. No se ha informado la razón por la cual no existen datos más recientes sobre delitos en el Metro, ni la razón especifica por la cual se deben colocar más efectivos de seguridad en las estaciones.
El especialista en criminalística, Javier Ignacio Mayorca, explicó a la Voz de América que los delitos que se comenten en el Metro de Caracas “son cada vez más violentos y más abiertos en su ejecución”.
A este tipo de delito se han sumado otras modalidades.
“Delitos sexuales, como actos lascivos, e incluso intentos de violación que se conocen porque las víctimas son funcionarias policiales mujeres que se encuentran fuera de servicio”, explicó Mayorca.
De hecho, debido a la falta de datos de denuncias de delitos en el Metro de Caracas, un grupo de usuarios llamado “Caracas Metro” reporta a través de red social Twitter información de interés sobre la seguridad en el transporte público.
“Reciben a diario 35 denuncias, mientras que las denuncias formales solo llega a una diaria. La cifra [no reportada] es altísima, y esos delitos quedan en la impunidad, mientras esa brecha no se cierre va a ser muy difícil que baje el número de delitos que se cometen”, precisó Mayorca.
Soledad, quien prefirió resguardar su identidad por medidas de seguridad, relató a la Voz de América cómo su hijo fue víctima primero de unos ladrones y después de la propia Policía Nacional Bolivariana dentro del subterráneo.
Su hijo, estudiante universitario, toma a diario el Metro, al igual que dos millones de residentes de Caracas.
“Por un retraso en los trenes tuvo que bajar en una estación y hacer trasbordo hacia otra. En ese trayecto lo abordaron dos muchachos, lo sometieron con un cuchillo y lo obligaron a él y a su amigo, a entregar sus celulares. Los ladrones salieron corriendo por las escaleras y al verlos tan jóvenes como ellos salieron a perseguirlos”.
Pero el episodio no terminó ahí.
“Al llegar a la entrada de la estación vieron a dos policías bolivarianos que lograron atrapar a los ladrones, pero posteriormente los policías pretendían dinero por haber recuperado los teléfonos”, refirió Soledad.
Sobre las implicaciones que tendrá el patrullaje militar en el Metro de Caracas, Mayorca dijo que “más allá de si es o no un asunto constitucional, lo que quiere la mayoría de los venezolanos es que la presencia de los militares surta efecto dentro de las instalaciones del Metro. Pero hay que observar si los militares pasan a convertirse en un factor de violencia dentro de las instalaciones de los subterráneas”, concluyó.