¿Cómo está tu hija? ¿Está bien? El correo electrónico a Nazenin Ansari de alguien que ella sospecha es un agente iraní, le ocasionó escalofríos a la periodista.
No importa que Ansari estuviera en Gran Bretaña, donde como directora de las páginas web de noticias iraníes Kayhan London y Kayhan Life ella tenía libertad para cubrir Teherán de una forma que no podía hacerlo desde adentro de su país.
Aún a 4.300 kilómetros de distancia, personas cercanas al gobierno iraní intentan intimidarla.
Mensajes en donde se amenaza a seres queridos son solo una de las tácticas que Irán y otros regímenes autoritarios usan para tratar de acosar a periodistas que reportan a distancia.
El encarcelamiento en Irán este año del hermano de la presentadora de televisión del servicio persa de la Voz de América, Masih Alinejad, hizo sentir el riesgo para las familias de los periodistas.
Tras el caso de Alinejad, la VOA habló con más de una docena de periodistas que viven en el exilio sobre las consecuencias que su trabajo puede tener en amigos y familiares en su país natal. Periodistas de Venezuela, Egipto, Turquía, y otras partes le dijeron a la VOA cómo ellos escaparon de la persecución solo para que las autoridades colocaran su mira sobre amigos, familiares y colegas.
En ocasiones los agentes de seguridad llaman a los familiares para ser interrogados o les piden que contacten al periodista y le digan que deje de reportar. O hacen amenazas económicas: despidos, pérdida de contratos, congelamiento de bienes. En los casos más serios, padres o parientes han sido encarcelados por largos períodos sin que siquiera se les dé una razón.
Los periodistas se ven obligados a tomar decisiones muy personales sobre si continuar con su trabajo. Las consecuencias son severas para los periodistas y para las audiencias a las que sirven.
Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización Human Rights Watch, dijo que amenazar a familiares ha sido una herramienta efectiva de los gobiernos represivos para silenciar a periodistas.
“Algunas familias han discutido esto anticipadamente y han decidido simplemente asumir el riesgo de llevar esa carga, caso en el cual el periodista o el crítico que vive en el extranjero procederá sabiendo que su familia está dispuesta a aceptar el precio que esto podría costarles”, dijo.
Pero en otros casos, dijo Roth, la seguridad de los miembros de la familia silenciará a los periodistas.
“Aun cuando los periodistas puedan haber tomado ciertas decisiones personales para involucrarse en críticas de un gobierno represivo, eso no significa que toda la familia desea asumir ese riesgo”, le dijo Ruth a la VOA.
Robert Mahoney, subdirector ejecutivo de libertad de prensa del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) dijo que el temor evita que algunos periodistas denuncien públicamente el acoso.
“Puede ser difícil obtener detalles de lugares como China donde las familias, particularmente aquellas de periodistas encarcelados, deben preocuparse hasta de hablar por temor de hacer las vidas de sus familiares peor aún”, dijo Mahoney a la VOA.
Aunque Amnistía Internacional ni el CPJ guardan estadísticas sobre periodistas que salen al exilio, dicen que las amenazas a las familias parecen ser una tendencia creciente en muchos regímenes autoritarios.
Una encuesta entre empleados del servicio en idioma persa de la BBC, con sede en Inglaterra, mostró la realidad del acoso a periodistas en sólo una cadena televisiva.
De los 102 periodistas que respondieron a la encuesta en marzo, 69 dijeron que uno o más familiares en Irán había sido interrogados, acosados o amenazados por las autoridades iraníes. Y casi la mitad dijo que había perdido a un padre pero que tuvieron demasiado miedo para viajar a Irán al funeral.
El corresponsal especial persa de la BBC, Kasra Naji, quien compartió los resultados de la encuesta con el servicio persa, dijo que 152 actuales y anteriores periodistas en el medio están aún bajo investigación criminal y bajo una orden de congelamiento de bienes impuesta en el 2017.
El representante de Irán ante Naciones Unidas no respondió a solicitudes de comentarios de la VOA. El país ha rechazado quejas sobre actos de represión, diciéndole a un comité de la Asamblea General de Naciones Unidas en octubre del 2018 que Teherán se considera una víctima de una “guerra mediática” financiada por “gobiernos adversarios”.
Irán, China y Egipto son todos países donde las autoridades, al no poder perseguir directamente a los periodistas, encarcelan a parientes, a veces por largos períodos de tiempo y sin cargos justificados.
Philippe Nassif, el director del Medio Oriente y el norte de África, en Amnistía Internacional, dijo que es una violación del derecho internacional arrestar a alguien sin una razón.
“Miembros de la familia ya no son la excepción, de hecho, son frecuentemente convertidos en blancos cuando los disidentes están en el extranjero o fuera del alcance de los servicios de seguridad”, le dijo Nassif a la VOA.
Cuando el hermano de la presentadora persa de la VOA, Alinejad, fue sentenciado a ocho años bajo acusaciones relacionadas a la seguridad nacional, Alinejad acusó a Irán de tomar a su hermano como rehén para silenciar sus críticas a Teherán. Alinejad es la anfitriona del programa Tablet, basado en Nueva York y del servicio persa de la VOA.
Roth, de Human Rights Watch, dijo que algunos gobiernos también “dejan muy claro que si los miembros de la familia hablan por preocupación sobre su pariente encarcelado, pueden rápidamente unirse a él o ella en la prisión”.
Cuando las autoridades en Egipto no pudieron atacar directamente al periodista Mataz Matar, quien huyó cuando el presidente Abdel-Fattah el-Sissi asumió el poder en 2013 y quien en 2015 fue sentenciado en ausencia a una condena de 10 años de prisión por “incitación”, repetidamente apresaron a su padre y hermanos.
Matar empezó una campaña en redes sociales para generar atención a la situación de la familia, pero Egipto respondió haciendo un registro de la casa de su madre y arrestando a dos de sus hermanos.
La cancillería egipcia no respondió a las solicitudes de comentarios presentadas por la VOA.
La persecución china de la etnia Uigur, en la provincial de Xinjiang, junto a aquellos que trabajaron para exponer la situación de los uigures, sirve de ejemplo sobre los extremos a los que los regímenes están dispuestos a llegar. China redobló la represión luego de la condena internacional contra la detención masiva, el trabajo forzado y los programas de “reeducación”, y que dichos abusos fueron expuestos por medios internacionales y grupos de derechos humanos.
Periodistas extranjeros reportaron que la libre movilización para viajar a Xinjiang fue restringida y que testigos que escaparon y denunciaron atrocidades dicen que sus seres queridos fueron detenidos o acusados por las autoridades para evitar que siguieran hablando.
Un periodista, Abduweli Ayup, se mudó al extranjero luego que las autoridades lo detuvieran por su trabajo. Cuando continuó reportando sobre temas uigures para medios internacionales, China respondió rápidamente arrestando a sus hermanos.
“Hasta hoy, no tengo noticias de mi hermano y mi hermana”, dijo Ayup. Amigos le dijeron que su hermana fue obligada a denunciarle frente a sus colegas en la escuela donde daba clases.
El Ministerio de Asuntos Externos de China no respondió a las solicitudes de comentarios de la VOA.
En la era digital, es más difícil para los gobiernos implementar una censura total. De la seguridad de países incluyendo a Estados Unidos, Noruega y Alemania, periodistas en el exilio logran continuar investigando la corrupción y abusos a los derechos humanos en sus países.
“Aún en países donde el gobierno está determinado a silenciar a cualquier crítico, y particularmente críticos en los medios, algo que simplemente no pueden hacer es silenciar a un periodista que está en el exilio”, dijo Roth, de Human Rights Watch. “Aún si el gobierno ha cerrado cualquier medio independiente en el país y la gente puede simplemente compartir informes del extranjero, la noticia se conoce”.
Can Dundar, el antiguo editor del diario opositor turco Cumhuriyet, es una prueba viviente.
Turquía lanzó un caso legal contra Dundar en junio del 2015, con acusaciones de compartir secretos de estado. Un atacante le disparó frente a una corte en Estambul durante el juicio en el 2016. Y las autoridades le prohibieron a su esposa que viajara, en una medida que mantuvo a la pareja separada durante tres años. Más recientemente, una corte en Estambul declaró fugitivo a Dundar, quien ha vivido en Alemania desde el 2016, y ordenó que se congelaran sus bienes.
Incluso su periódico recibió presiones, En 2016 policías catearon el medio y arrestaron a varios periodistas, incluyendo a miembros de la Junta Editorial. Tras un fallo de una corte de apelaciones sobre supuestas irregularidades en la Junta Editorial del periódico, una nueva fue formada, motivando a varios periodistas a renunciar. Los críticos dicen que la nueva junta tiene una postura más progubernamental.
El Ministerio de Asuntos Externos de Turquía tampoco respondió la solicitud de comentarios de la VOA.
El acceso a noticias independientes es difícil en Turquía debido a que el gobierno y aliados del gobernante Recep Tayyip Erdogan han asumido el control o han cerrado medios y usado la prisión, el congelamiento de bienes y otras amenazas para eliminar el periodismo crítico.
Pero Dundar se ha negado a ser silenciado.
Él y colegas crearon en diciembre de 2016 una emisora en línea, Ozgürüz, (Somos libres) para que la audiencia en Turquía tuviera acceso a noticias independientes y exactas sobre asuntos de actualidad y política que frecuentemente son ausentes en los medios controlados por el estado.
“Nos dimos cuenta que la gente en Turquía no puede encontrar la verdad en los medios oficiales turcos”, dijo Dundar. “Estamos publicando noticias que no es posible sean publicadas dentro de Turquía”.