Un dicho muy estadounidense sobre la conformidad, dice que si la vida solo te da limones, hay que hacer limonada. Pero ahora habrá que inventar algo nuevo debido a una aguda escasez de limones verdes.
Una caja de 200 limones en Estados Unidos cuesta entre $80 y $130 dólares, frente a $15 dólares que costaba el año pasado. En las tiendas de abarrotes, un limón verde ha llegado a costar $1.00 dólar y muchos supermercados simplemente no los tienen a la venta.
La escasez del cítrico afecta todo, desde el sabor de los pescados, las ensaladas, el guacamole, los tacos, hasta las margaritas, los mojitos y todo aquello que sazone con limón verde, mientras el limón amarillo, que no tiene tanto problema de oferta en Estados Unidos, no sabe lo mismo.
El problema es causado por la reducida oferta de parte de los productores del estado mexicano de Michoacán, que han visto como el infame Cártel de los Caballeros Templarios, una de las más despiadadas bandas dedicadas al narcotráfico, se ha hecho del control de la red de trasporte que traslada toneladas de limones hacia su mercado histórico: los Estados Unidos y Canadá.
Secuestros de camiones, imposiciones e incluso muertes han maniatado las opciones de sobrevivencia de los agricultores mexicanos y, finalmente, han hecho que la exportación de este producto a los países vecinos del norte haya caído estrepitosamente.
En Estados Unidos, pese a ser comunes en California o en Arizona, los limones no se desarrollan bien como para producirlos comercialmente. Para colmo, una plaga devastadora en la Florida, donde se producía la mitad de los limones consumidos en Estados Unidos hasta 2001, obligó a las autoridades a ordenar la destrucción de casi todos los árboles del estado y la industria no se ha recuperado desde entonces.
México produce el 90 por ciento de los limones consumidos en Estados Unidos.
Una caja de 200 limones en Estados Unidos cuesta entre $80 y $130 dólares, frente a $15 dólares que costaba el año pasado. En las tiendas de abarrotes, un limón verde ha llegado a costar $1.00 dólar y muchos supermercados simplemente no los tienen a la venta.
La escasez del cítrico afecta todo, desde el sabor de los pescados, las ensaladas, el guacamole, los tacos, hasta las margaritas, los mojitos y todo aquello que sazone con limón verde, mientras el limón amarillo, que no tiene tanto problema de oferta en Estados Unidos, no sabe lo mismo.
El problema es causado por la reducida oferta de parte de los productores del estado mexicano de Michoacán, que han visto como el infame Cártel de los Caballeros Templarios, una de las más despiadadas bandas dedicadas al narcotráfico, se ha hecho del control de la red de trasporte que traslada toneladas de limones hacia su mercado histórico: los Estados Unidos y Canadá.
Secuestros de camiones, imposiciones e incluso muertes han maniatado las opciones de sobrevivencia de los agricultores mexicanos y, finalmente, han hecho que la exportación de este producto a los países vecinos del norte haya caído estrepitosamente.
En Estados Unidos, pese a ser comunes en California o en Arizona, los limones no se desarrollan bien como para producirlos comercialmente. Para colmo, una plaga devastadora en la Florida, donde se producía la mitad de los limones consumidos en Estados Unidos hasta 2001, obligó a las autoridades a ordenar la destrucción de casi todos los árboles del estado y la industria no se ha recuperado desde entonces.
México produce el 90 por ciento de los limones consumidos en Estados Unidos.