Después de que el nuevo coronavirus salió de China en enero, los expertos han estado esperando impactos catastróficos en las naciones en vías de desarrollo con débiles sistemas de atención de la salud.
Sin embargo, hasta ahora, la mayoría de las muertes se han reportado en naciones desarrolladas de Europa y en Estados Unidos.
En un mapa mundial de la Universidad Johns Hopkins, los puntos rojos que representan el número de casos reflejan una división notable entre los hemisferios norte y sur. El África subsahariana aparece en particular con pocas infecciones.
Los expertos han sugerido una serie de razones:
Diferencia de test – Hay un dicho entre los científicos de que una falta de evidencias no es una prueba de ausencia. Muchos países de ingresos medios y bajos carecen de la capacidad de hacer test e identificar a las personas infectadas. La enfermedad podría muy bien estarse propagando sin detectar.
Baja conectividad – Los lugares donde llegó primero el coronavirus son los lugares con más conexiones a su país de origen, China. Los viajes a las naciones subsaharianas son muchos menos que a Europa, Estados Unidos y China, señala la profesora de epidemiología de la Universidad de Harvard Megan Murray.
La pandemia probablemente llegará unas semanas después de a las áreas más conectadas, pero llegará, dicen los expertos.
Menos personas en riesgo – Cuando la pandemia llegue, los países en vías de desarrollo tendrán una ligera ventaja sobre los desarrollados, debido a su demografía. La población de más edad es la más afectada por la COVID-19 y la demografía se inclina hacia la juventud en esas naciones.
Más del 60% de la población africana es menor de 25 años, según el Banco Mundial. Solamente el 5% es mayor de 60. En Asia, esa cifra es de alrededor del 12%. En Europa, sin embargo, asciende al 24% y en Norteamérica es del 21%.
Densidad de población – En el mundo en vías de desarrollo se encuentran algunas de las ciudades más densamente pobladas, lo que facilita las transmisiones virales. Al mismo tiempo tiene también grandes áreas rurales donde la distancia social no es una recomendación de salud pública, sino un modo de vida. Esto podría estar desacelerando la epidemia en algunas de esas naciones.
Por otra parte, los núcleos familiares son más grandes que en el mundo industrializado y están compuestos por personas de diferentes edades, lo que podría ser un factor negativo si llega la enfermedad.
¿El clima? Quizás no tanto - Aunque el virus pudiera propagarse con mayor facilidad en aire frío y seco de los inviernos, los expertos señalan que el calor y la humedad no lo han detenido en lugares como Singapur y Hong Kong.
Aunque el mundo en desarrollo no ha sufrido aún un gran impacto de la COVID-19, los expertos dicen que las consecuencias podrían ser devastadoras cuando llegue, porque los sistemas de salud quedarán rápidamente abrumados hasta el límite.
Lavarse las manos y la distancia social, las estrategias tomadas en el mundo desarrollado para frenar la propagación son prácticamente imposibles en el África subsahariana, dice Kingsley Ndoh, experto en salud global de la Universidad de Washington en el periódico The Seattle Times.
El agua para lavarse casi no existe en las áreas pobres rurales y urbanas.
Y aunque las órdenes de quedarse en las casas han reducido drásticamente las actividades en las economías occidentales, en los países en desarrollo desatarían una epidemia de hambre debido a la pobreza concentrada.
“¿Cómo usted sobrevive a un encierro cuando depende de su trabajo diario para comer?”, dijo el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Ghebreyesus.
Ndoh dijo que alentar a las personas a usar máscaras ayudará a reducir la propagación donde no haya otras opciones disponibles. Los líderes religiosos podrían ser mensajeros más confiables que funcionarios de gobiernos en muchos lugares, agregó.
Con el número de casos aun relativamente bajos, Ndoh dice que “existe una ventana de oportunidad para los gobiernos africanos para implementar soluciones africanas a la batalla contra la pandemia”.