A pesar de los intentos del gobierno de Nicaragua de volver a la normalidad, después de más de tres meses de protestas en distintas ciudades del país, reprimidas duramente por las fuerzas policiales, los ciudadanos se niegan a dejar las calles.
La mañana del lunes, decenas de estudiantes de la Universidad Católica UCA, en Managua, hicieron un plantón afuera de las instalaciones exigiendo la libertad de sus compañeros en prisión. La cifra de presos políticos desde el inicio de las manifestaciones se coloca en 130, según organizaciones de derechos humanos del país.
La iglesia católica ha sido la encargada de mediar una mesa de diálogo que busca llegar a un acuerdo para acabar con la crisis política y social que vive el país. Sin embargo, las conversaciones fueron congeladas a principios de junio, cuando Ortega se negó a acceder a la condición de la Conferencia Episcopal de convocar elecciones anticipadas para poder seguir negociando.
Según informó el periódico La Prensa, el cardenal y arzobispo de Managua al igual que el monseñor Silvio José Báez Ortega, dijeron que habían mandado una comunicación al canciller Denis Moncada Colindres, para retomar el proceso de las conversaciones.
Sin embargo, Moncada no ha respondido.
350 personas han muerto como consecuencia de la represión policial y los enfrentamientos con las fuerzas del orden público desde que comenzaron las protestas en abril, según cifras del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Se espera que funcionarios del gobierno participen en un evento para celebrar el nacimiento de Tomás Borge Martínez, co-fundador del grupo rebelde sandinista que derrocó a la dictadura de Nicaragua en 1979 y un temido ministro del Interior en el gobierno revolucionario de Daniel Ortega. Borges murió en Managua a los 81 años el 30 de abril de 2012.
Mientras tanto, los estudiantes volverán a las calles de la capital el miércoles, cuando ha sido convocada una demostración nacional por la liberación de los estudiantes detenidos.
Colaboración de Alejandra Arredondo, VOA-Washington
