Clausura de hoteles donde se hospeda, arresto de colaboradores, confiscación de equipos de sonido para sus actos: el oficialismo no cesa de poner palos en la rueda al venezolano Juan Guaidó, que desafía a Nicolás Maduro con sacarlo del poder.
De pomposos escenarios que ocupaban avenidas principales pasó a dar discursos subido en techos de pequeños camiones.
"Se acabaron las tarimas y los grandes despliegues", confió a la AFP un colaborador de Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países luego de que el parlamento de mayoría opositora declarara la "usurpación" de Maduro en el cargo.
Al opositor se le ha complicado la logística de sus apariciones públicas, en paralelo a medidas como la inhabilitación a ejercer cargos públicos y el allanamiento de su inmunidad parlamentaria que, según dice, buscan neutralizarlo, aunque les resta importancia.
El episodio más reciente fue en el lanzamiento de la "operación libertad", como llama a una movilización masiva con la que pretende llegar al palacio presidencial de Miraflores.
"Nos secuestraron el sonido pensando que nos iban a intimidar; hicieron circular por ahí guardias, motos, creyendo que nos iban a meter miedo. ¡Eso se acabó!", dijo ante sus simpatizantes.
Al día siguiente, la ONG Foro Penal confirmó la detención del conductor de un camión y tres técnicos, que fueron liberados poco después con medidas cautelares, acusados de obstrucción de vías públicas, alteración del orden público y asociación para delinquir.
"Eso ha causado miedo y hemos tenido problemas para conseguir proveedores. Guaidó trata de evitar que se ponga en riesgo la seguridad de sus proveedores", remarcó la fuente bajo anonimato.
Otros hechos similares han obligado a su equipo a cambiar planes sobre la marcha e improvisar soluciones. Ahora es habitual, por ejemplo, verlo dar sus discursos con megáfono.
En ocasiones han sido partidarios chavistas quienes le han impedido con abucheos o cortándole el paso su presencia en barriadas populares como Petare y El Valle, en Caracas.
- ¿Cuentas claras o asedio? -
El Seniat, el organismo tributario venezolano, clausuró un conocido hotel de Caracas, en el que Guaidó se alojaba desde el 7 de marzo, cuando un apagón masivo paralizó al país. En el lugar realizaba reuniones y organizaba su agenda.
Los huéspedes del hotel fueron desalojados a causa de la sanción, que obligó a su cierre durante 27 días.
"El ambiente estaba turbio, tuvimos la intuición de que había que moverse. A las dos o tres horas de que nos fuimos, nos informaron que había ido la gente del Sebin", el servicio de inteligencia, relató un miembro de su equipo.
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Pero el número dos del oficialismo y presidente de la Asamblea Constituyente, Diosdado Cabello, desmintió que la medida tuviera que ver con la presencia de Guaidó.
"Lo cerraron porque allí no tenían libros (de contabilidad), ni RIF (registro fiscal), ni nada parecido, y el Seniat llegó como entra en cualquier hotel (...) el cierre es porque no tienen documentación de ninguna naturaleza", dijo Cabello.
La misma suerte corrió días más tarde un hotel en el estado Anzoátegui.
Al inhabilitar a Guaidó por no declarar su patrimonio ni el origen de sus fondos, el contralor general de Venezuela había ordenado fiscalizar las cuentas de todos los hoteles del país donde el opositor se ha alojado.
- La sombra de la detención -
Guaidó, un ingeniero de 35 años, reactivó la menguada protesta callejera en un país abatido por la mayor crisis de su historia moderna, con continuos cortes de electricidad y agua y una hiperinflación que puede alcanzar este año 10.000.000%, según el FMI.
La sombra de la cárcel planea sobre él desde que la Constituyente le quitó el fuero y autorizó al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -acusado de servir a Maduro- a enjuiciarlo por "usurpar" funciones presidenciales.
Pero su detención podría desencadenar una dura reacción de Estados Unidos, su más ferviente aliado, o una impredecible respuesta popular.
El 21 de marzo, Roberto Marrero, su colaborador cercano, fue arrestado y acusado de integrar una célula terrorista que planeaba atentados.
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"Si detienen a Guaidó, el gobierno se arriesga a que haya más países que presionen. Estados Unidos podría establecer un embargo naval a las exportaciones e importaciones venezolanas, podría decretarse un 'Safe Haven', un territorio libre en la frontera venezolana que sea el punto inicial de una intervención militar", dice a la AFP el internacionalista Carlos Romero.
En tanto, Cabello insiste en que hay que darle tiempo a la justicia para que haga su trabajo contra el jefe del parlamento.
"A veces tarda la ley, pero en este caso va a llegar. No nos desesperemos, poco a poco se llega lejos", advirtió.