En el corazón del conservador sur de Estados Unidos, los votantes de Luisiana reeligieron el sábado al gobernador demócrata John Bel Edwards para un segundo mandato.
El resultado de los comicios conmocionó a los republicanos, que confiaban con reclamar el puesto aprovechando la popularidad del presidente, Donald Trump.
El moderado Edwards reunió suficiente apoyo a ambos lados del espectro político con su campaña de temas bipartidistas y específicos del estado para derrotar al empresario republicano Eddie Rispone.
Edwards obtuvo alrededor un 51,3% de los votos. Rispone obtuvo el 48,7%.
Trump hizo tres viajes a Luisiana para hacer campaña contra Edwards.
Sin embargo, el interés del presidente no motivó solo a los republicanos conservadores, sino que también impulsó un auge del sentimiento contra Trump y la participación de votantes negros, que ayudaron a impulsar a Edwards.
Para Trump, que ganó Louisiana por 20 puntos porcentuales en 2016, la derrota de Rispone marca una derrota vergonzosa, especialmente para un presidente que con frecuencia se jacta de que su poder de influencia es suficiente para impulsar a los republicanos a la victoria en todo el país.
Tras una derrota en las elecciones a gobernador de Kentucky, el resultado en Luisiana fue un nuevo revés para los republicanos mientras preparan la campaña para las elecciones presidenciales de 2020.