El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, comenzó su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas recordando a los miles de muertos tras el terremoto en Marruecos ocurrido el pasado 8 de septiembre, y mencionó a las víctimas de las últimas tormentas en Libia. “Nuestros pensamientos y oraciones están con todas las víctimas y sus familias”, dijo.
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Luego, Silva centró su discurso en el hambre, el cambio climático y las desigualdades.
“735 millones de personas en el mundo se van a la cama sin saber si mañana tendrán algo que llevarse a la boca. El mundo es cada vez más desigual. Los 10.000 millonarios en el mundo acumulan más riqueza que el 40 % de la humanidad”, dijo.
Para el mandatario brasileño, hay una falta de voluntad política para superar las desigualdades.
También, destacó que la comunidad internacional se halla hoy por hoy “enfrascada” en una serie de crisis simultáneas: la pandemia de la COVID-19, la inseguridad alimentaria y energética que se han visto ampliadas por el aumento de las tensiones geopolíticas.
“La intolerancia, el racismo y la xenofobia se han propagado atizadas por las tecnologías creadas supuestamente para acercarnos. Si tuviéramos que resumir estos desafíos con una palabra, esa palabra sería desigualdad”, dijo.
Para Lula Da Silva, la desigualidad es la fuente de todos los fenómenos. La acción más ambiciosa de la ONU, la agenda 2030, "podría convertirse en su mayor fracaso".
“Estamos muy lejos todavía de los objetivos definidos en esa agenda. La importacia politica y moral de erradicar la pobreza y poner fin al hambre parece ahora entumecida”, añadió.
El mandatario brasileño sugirió que la reducción de las desigualdades entre países tendría que ser el objetivo central de la agenda 2030, un hecho que exige incluir a los pobres en los presupuestos gubernamentales y hacer que “los ricos paguen impuestos de forma proporcional a su riqueza”.
Lula fue el primer líder mundial que habló ante la sede de la ONU este martes, y agregó que su participación se debió a la democracia de su país, que permitió que se superara “el odio y la desinformación”.
“Brasil se ha reencontrado con nuestra región, con el mundo y con el multilateralismo. Brasil ha vuelto. Nuestro país ha vuelto para aportar su contribución ante los grandes desafíos mundiales”, dijo.
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