El presidente Nicolás Maduro se ha apartado progresivamente de un sector de la izquierda venezolana y, con ello, su piso político se erosiona y pierde una influencia “relativa” de cara a las próximas elecciones presidenciales, según analistas y activistas del marxismo local.
A principios de febrero, el mandatario venezolano atacó en público a los dirigentes de lo que llamó una “izquierda cobarde, derrotada, fracasada”.
Sus comentarios ocurren días luego de que los presidentes de Chile y Perú, Gabriel Boric y Pedro Castillo, respectivamente, valoraran que su par venezolano ha causado un retroceso democrático “brutal” y echaran tierra de por medio con él.
Maduro, sin embargo, lleva años expresando abiertamente sus diferencias con la izquierda venezolana, puntualmente con el Partido Comunista.
En 2014, cuando encaraba una ola de protestas de calle en su contra, llamó “trasnochados” y “desleales” a exministros y figuras cercanas al exmandatario Hugo Chávez que criticaban sus políticas y su manera de gobernar.
Las críticas desde la izquierda hacia la gestión de Maduro se incrementaron a medida que, desde 2013, empeoraban las condiciones económicas de los trabajadores, se debilitaba el sindicalismo y aumentaban las denuncias de violaciones de derechos humanos en Venezuela.
En años recientes, esas diferencias se hicieron “irreconciliables”, según el secretario general del PCV, Oscar Figuera.
Ya en 2020, partidos izquierdistas como el Comunista y Patria Para Todos hicieron tienda aparte del oficialista Gran Polo Patriótico llamando a buscar nuevas vías políticas para “el rescate de las conquistas alcanzadas con Chávez”.
Carlos Aquino, analista político inclinado al marxismo y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, explicó a la Voz de América que su partido reivindica su “historia de lucha y principios” como la clave para solucionar la crisis nacional, no a través del “reformista proyecto chavista”.
Partido pequeño
El dirigente comunista, que dice hablar a título personal y no de su partido, considera que Hugo Chávez se interesó por el PCV entre 1999 y 2013 por “un utilitarismo pragmático para atraer a un sector de la izquierda”.
Con esa parte de la izquierda, opina Aquino, Chávez “siempre discrepó ideológicamente, pero lo soportaba por la trayectoria de sus siglas y porque ayudaba a limpiarle la imagen militarista que arrastraba” como líder.
El politólogo venezolano Piero Trepiccione subraya que las alianzas de Maduro no se circunscriben solamente a las ideologías. “Esos conceptos de izquierda, derecha y centro están mezclados por las nuevas dinámicas políticas y sociales, de poder, en el mundo. Hay extremos que se tocan”, explica a la VOA.
El analista, coordinador regional del centro de pensamiento Gumilla, comenta que el PCV ha sido un partido “históricamente pequeño”, “no de masas, sino de cuadros, con una relativa influencia en determinados círculos intelectuales”.
Más delicado, dice, es el divorcio de Maduro con líderes regionales como Boric. “Hay un juego geopolítico continental, asociado a uno mundial. Hay un serio cuestionamiento a la figura de Maduro en términos continentales”, apuntó.
Las descalificaciones de Maduro a líderes de izquierda nacionales y más allá de las fronteras de Venezuela ocurren porque “no acepta críticas”, asegura. “La ideología no es su herramienta principal. Es un argumento para descalificar”.
Aquino coincide. A su juicio, el chavismo “es hegemonista, autoritario e impositivo, ya que solo acepta obediencia y sumisión de sus ‘aliados’”.
Una gran alianza
Trepiccione, por su parte, remarca que el alejamiento de Maduro con partidos como el PCV y con líderes chavistas como los exministros de Chávez puede arar el camino para la constitución de una “gran alianza” contra Maduro en 2024.
Valora que el Partido Socialista Unido de Venezuela tiene una influencia sobre entre 20 y 25% del electorado. “Estos movimientos del PCV y de otros sectores de izquierda, si logran engranarse en un amplio frente de unidad nacional que logre aglutinar a sectores del país de diferentes signos ideológicos, van a tener un alto impacto en las elecciones presidenciales”, diagnostica.
Aquino, del PCV, opina que Maduro ya no podrá unificar a la izquierda venezolana mostrando “la quimérica imagen de la revolución bolivariana”. Advierte, asimismo, que su alejamiento “abre otro frente de batalla política”.
“Enfrenta a sectores antimaduristas que evocan la gestión de Chávez y que aspiran a agrupar las bases descontentas del chavismo. Así, pierde tiempo, esfuerzos y recursos” que podría utilizar para zanjar la crisis nacional, dice.
Cree que el distanciamiento de su partido con Maduro es “claro e inequívoco” y lamenta que la reacción de voceros del PSUV ante esas diferencias sea mayor “radicalización” en sus posturas.
El PCV, admite, no ha logrado agrupar a las bases descontentas del chavismo, como se notó en los resultados “pésimos” que obtuvo en las elecciones parlamentarias de 2020 y las regionales de noviembre del año pasado.
“Una ‘reconciliación’ que implique regresar al estatus anterior de relación, en el que el PCV apoyaba –por acción u omisión– la casi totalidad de las decisiones de Miraflores, es poco probable”, concluy el dirigente comunista.
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