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Estudiantes de secundaria Douglas presionan a legisladores


Chris Grady, un estudiante de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, posa frente a un monumento en honor de las víctimas de la matanza de la semana pasada en Parkland, Florida.
Chris Grady, un estudiante de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, posa frente a un monumento en honor de las víctimas de la matanza de la semana pasada en Parkland, Florida.

El movimiento estudiantil contra las armas surgido tras la tragedia en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas la semana pasada pareció multiplicarse el lunes en medio de protestas frente a la Casa Blanca, funerales en Florida, vigilias, editoriales en los principales periódicos estadounidenses y apariciones de los sobrevivientes en programas de la televisión.

El martes, más de un centenar de alumnos de la escuela Douglas viajarán a Tallahassee, la capital del estado de Florida, para presionar a los legisladores locales para que actúen contra la violencia armada. También tienen previsto asistir a lo que esperan sea una multitudinaria marcha en Washington el próximo mes.

Homenaje a víctimas de la masacre en Florida
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La ira y la tristeza provocada por el ataque armado en el que murieron 17 de sus compañeros y profesores, está siendo canalizada en acciones concretas como “La marcha por nuestras vidas”, la protesta que tienen planeada para el 24 de marzo en Washington, y con la creación de la cuenta en Twitter @Never AgainMSD por la que se convoca al movimiento.

“El movimiento Nunca más ha comenzado a formularse y tenemos trabajo que hacer”, dice Chris Grady, uno de los alumnos de la secundaria Douglas que creó la cuenta.

Su reciente activismo no deja demasiado tiempo para el estudio, pero los alumnos dicen que la causa es más importante que el expediente académico, al menos por el momento.

Los estudiantes demandan a los políticos y a la Asociación Nacional del Rifle a que aprueben leyes efectivas que no vuelvan a permitir que gente como Nikolas Cruz, el presunto atacante en la escuela Douglas, tenga acceso a armas de guerra como el fusil de asalto AR-15 que supuestamente utilizó en la matanza.

“Son armas de guerra hechas para matar tanta gente como sea posible en un corto período de tiempo”, señala Grady, que tiene planeado enrolarse en el ejército este próximo verano cuando termine la secundaria.

Muchos tienen la esperanza de que los muchachos puedan triunfar en lo que muchos otros han fracasado antes.

“Estos muchachos, estos adolescentes están inspirando al país y están haciendo responsable a los adultos en una manera no vista hasta ahora”, dijo al periódico The Washington Post Robin Lloyd, director de Giffords, una organización pro control de armas en la capital estadounidense.

Bajo la presión del momento, la Casa Blanca aseguró el lunes que el presidente Donald Trump está a favor de fortalecer las revisiones de antecedentes penales para quienes deseen comprar armas.

"Si bien las negociaciones están en curso y se están considerando distintas opciones, el presidente apoya los esfuerzos para mejorar el sistema de revisión federal", dijo la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders en un comunicado.

En contraste, una encuesta del Washington Post-ABC News divulgada este martes señala que 6 de cada 10 estadounidenses culpan al presidente Trump y al Congreso por no hacer lo suficiente para evitar masacres como la de la escuela Douglas, o las anteriores en Columbine, en 1999, y la de la escuela primaria Sandy Hook, en Newton, Connecticut en 2012.

“Los niños de Newtown eran demasiado pequeños para comprender lo que pasó y demasiado niños para tener su propia voz”, subraya Grady. “Nosotros queremos ser la voz de estos niños y de miles de otros que se han visto afectados por tragedias como esta”.

“No había nacido antes de Columbine; nací en 2001”, dice Alex Wind, otro de los estudiantes de la escuela Douglas que ahora encabeza el movimiento. “Pero estaba vivo y lo suficiente grande para comprender lo que pasó en Sandy Hook. Estaba vivo y sabía lo que estaba pasando cuando la matanza en [la discoteca] Pulse, cuando sucedió la matanza en el concierto de las Vegas. Y suficiente es suficiente. Es hora de cambiar. Es hora de actuar”.

Como Wind, las otras voces del movimiento —Cameron Kasky, Sofie Whitey, Emma González, David Hogg y Dellaney Tarr— aseguran que la tragedia en su escuela no será en vano. “Ninguno de nosotros en el movimiento Nunca más regresará a la escuela hasta que se haya aprobado una legislación, hasta que haya cambios”, asegura Wind. “Si no se hace nada, yo no regreso a la escuela”.

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