La petrolera Royal Dutch Shell planea llevar dos plataformas petroleras gigantes al Ártico tratando de desarrollar uno de los más prolíficos depósitos de crudo en el mundo, pero enfrenta la furia de manifestantes ambientalistas.
Shell aparcará las plataformas, si puede, frente al puerto de Seattle, donde se espera que manifestantes usando kayaks y otros medios traten de impedirlo.
De acuerdo al Servicio Geológico de Estados Unidos, las reservas de petróleo en el Ártico suban 26.000 millones de barriles de petróleo y 130 billones de pies cúbicos de gas natural. Según Shell, con su operación la oferta de petróleo subirá a 1 millón de barriles diarios.
Pero los grupos ambientalistas argumentan que el desarrollo industrial y una posible catástrofe ambiental arruinarían la frágil región, puesto que la industria petrolera en general nunca ha demostrado su capacidad para limpiar derrames en aguas casi congeladas.
La petrolera asegura, en cambio, que los pozos serán perforados en aguas relativamente poco profundas, a entre tres y cinco veces menor presión que la que se manejaba en el pozo de Deepwater Horizon, en donde hubo un importante derrame de petróleo en abril de 2010. Además, dicen, en caso de accidente tienen la capacidad de tapar cualquier pozo con rapidez.
La compañía superó un importante obstáculo el lunes cuando la Administración de Energía Oceánica de EE.UU. aprobó el plan de perforación de Shell, si bien todavía necesita otras aprobaciones por parte de otras agencias estatales y federales.