El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció la decisión de su gobierno de indemnizar a las familias de los 10 mineros que quedaron atrapados, hace casi un mes, en Sabinas, Coahuila.
"Vamos nosotros a responsabilizarnos para pagar las indemnizaciones, no solo lo convencional sino más, por la situación, no solo de agravio por perder a sus familiares, que es muy triste, sino también por la situación de pobreza en que vive la gente", dijo el presidente el martes, durante su rueda de prensa diaria.
El mandatario afirmó que ya se tiene un acuerdo con los familiares y que se tendrá un documento suscrito al respecto. Las fechas no fueron especificadas.
“Como cuando hay inundaciones, es llover sobre mojado, entonces se va a dar un trato muy especial o como lo merecen”, agregó.
López Obrador también dijo que continuarán con las acciones de rescate: "Al mismo tiempo seguimos trabajando para rescatar a los mineros y no vamos a dejar de trabajar, no se va a parar el rescate, no se ha parado, seguimos extrayendo agua de los pozos".
El presidente también señaló que podría haber un memorial después de las operaciones de rescate.
López Obrador sugirió el domingo que los 10 mineros atrapados habrían fallecido, al señalar que el operativo de rescate busca recuperar los cuerpos.
El derrumbe ha reactivado la polémica en México por la actuación de las mineras en la región de Coahuila. Los familiares han denunciado precarias condiciones de trabajo.
Además, según The Associated Press, aumenta la evidencia de que el actual gobierno habría impulsado el resurgimiento de una peligrosa minería a baja escala que continúa cobrando vidas.
Hace dos años el presidente Andrés Manuel López Obrador promovió un plan para reactivar las centrales eléctricas a carbón en el estado norteño de Coahuila y darle preferencia a la adquisición de pequeñas empresas mineras de esa región.
Las compras fueron parte de las políticas de López Obrador para darle ingresos a los mexicanos más pobres.
Al hacerlo la administración resucitó la minería a baja escala, que se realiza en profundos pozos, tan peligrosa y primitiva que ambas cámaras del Congreso de México intentaron prohibirla hace una década.
Los expertos estiman que estas minas, tan angostas que sólo puede bajar una persona a la vez por un pozo de unos 100 metros de profundidad, son muy inseguras debido a que los mineros operan sin revisar los gases acumulados y sin mapas hidrogeológicos que les permitan saber dónde están las áreas con riesgo de inundación.
En las estrechas minas, conocidas como “pocitos”, los mineros trabajan con pistolas neumáticas para extraer el carbón sin mayor protección que un casco y sin salidas de emergencia.
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