La oposición y seguidores del gobierno del presidente de Nicaragua Daniel Ortega marcharon separadamente el sábado en sendas demostraciones, mientras continúa la presión externa contra Ortega para que renuncie o adelante elecciones.
El sábado, miles de nicaraguenses marcharon en apoyo a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que se ofrecieron para mediar la crisis y han sido testigos del diálogo para intentar superar la crisis política de la nación centroamericana que comenzó en abril.
Al mismo tiempo, seguidores del oficialismo, mayormente empleados públicos y de la Policía Nacional participaron en una marcha de cinco kilómetros, para ofrecer respaldo a Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
El gobierno convocó la demostración presuntamente para exigir justicia para las víctimas que ha dejado la crisis. Mientras la marcha por los obispos además de respaldar a los clérigos exigía justicia para los centenares de muertos que ha dejado la furiosa represión de las fuerzas gubernamentales y paramilitares desde que comenzaron las protestas.
En la marcha de los obispos participaron un grupo de unos 40 médicos estatales que dicen fueron destituidos por atender a personas que protestaban contra el gobierno en el noroeste del país.
El vicario general de la diócesis de Managua, Carlos Avilés, agradeció el respaldo de los manifestantes, instándoles a no dejarse tentar por la violencia y a orar por quienes los persiguen y bendecir a quienes los maldicen.
El sacerdote afirmó que las iglesias católicas siempre estarán abiertas para quienes lo necesiten y reiteró que continuarán apoyan el diálogo para buscar una solución a la crisis, que comenzó el 18 de abril con una protesta contra una anunciada reforma a la seguridad social, que fue rescindida por el gobierno, pero que continuaron para convertirse en una demanda de renuncia de Ortega.