Los llamados a la calma en Missouri fueron acallados nuevamente por las explosiones de las bombas de gases lacrimógenas durante una nueva noche de violencia tras la muerte de un joven negro a manos de la policía.
La policía usó gas lacrimógeno y bombas de humo el miércoles por la noche contra cientos de residentes que protestaban por quinta noche consecutiva en la predominante comunidad negra de Ferguson y que coreaban, "manos arriba, no disparen".
En ocasiones, la policía fuertemente armada apuntó a los manifestantes desde sus camiones blindados.
El nerviosismo y la confusión también provocó el arresto de dos periodistas, uno del Washington Post, y otro del Huffington Post, quienes fueron detenidos sin motivo aparente dentro de un establecimiento de comida rápida donde trabajaban con otros periodistas.
La policía alegó que no podían garantizar su seguridad y los conminó a que abandonaron el lugar, algo a lo que se oposieron. Ambos reporteros fueron puestos en libertad poco después sin cargos e inmediatamente los editores de sus respectivos medios condenaron su detención por considerarla "completamente injustificada".
La comunidad de 21.000 residentes ha sido estremecida por disturbios desde la muerte de Michael Brown, de 18 años, el sábado pasado.
La policía de Ferguson dice que Brown fue muerto después de luchar con un oficial en su automóvil. Pero testigos dicen que el adolescente fue baleado varias veces cuando él y un amigo caminaban desde un comercio y que levantó sus manos para mostrar que se entregaba.
Los desórdenes han obligado a las escuelas a retrasar el inicio del año escolar que estaba supuesto a comenzar este jueves y ha sido pospuesto para el lunes.
