Casi tres años de búsqueda del vuelo 370 de Malaysia Airlines terminaron el martes sin que se haya resuelto uno de los más grandes misterios en la historia de la aviación.
Los equipos de rastreo suspendieron de forma oficial la infructuosa búsqueda en 120.000 kilómetros cuadrados en una remota zona del Océano Índico al oeste de Australia sin encontrar rastro del avión.
"Pese a todos los esfuerzos empleando la mejor ciencia disponible, tecnología de punta y simulaciones y consejos de experimentados profesionales que son los mejores en su campo, por desgracia, la búsqueda no ha logrado localizar la aeronave", indicó el Joint Agency Coordination Center, que ha ayudado a liderar el proyecto de 160 millones de dólares para dar con el Boeing 777.
"En consecuencia, la búsqueda submarina del MH370 se ha suspendido. La decisión de suspender la búsqueda submarina no se ha tomado a la ligera ni sin tristeza", indicó la agencia en un comunicado conjunto de los ministros de Transportes de Malasia, Australia y China.
Las autoridades que investigan la desaparición del avión han recomendado que los equipos de búsqueda vayan más al norte, a una nueva zona identificada en un análisis reciente como posible lugar del siniestro. Pero el gobierno australiano ya ha rechazado la idea.
Australia, Malasia y China, que contribuyeron a financiar la operación, acordaron el año pasado que la búsqueda se suspendería una vez completada la zona de búsqueda a menos que aparecieran nuevas pruebas sobre la ubicación exacta de la aeronave. Dado que en este momento no existe una tecnología que permita localizar exactamente el fuselaje, eso significa en la práctica que la búsqueda más costosa y compleja de la historia de la aviación ha terminado.
Existe la posibilidad de que un donante privado pueda ofrecerse a financiar una nueva pesquisa, o que Malasia desembolse más fondos. Pero nadie ha dado un paso al frente por ahora.
Para los familiares de las 239 personas que iban a bordo, la suspensión de las tareas es especialmente amarga después de que las autoridades reconocieran hace poco que habían buscado a la aeronave en el lugar equivocado desde el principio.
La oficina de transportes anunció en diciembre que una revisión de los datos empleados para estimar dónde se había estrellado el avión, junto con nueva información sobre las corrientes oceánicas, sugerían que el avión había impactado con el agua en una zona justo al norte del área de búsqueda. Pero el gobierno australiano rechazó la recomendación de que se permitiera a los equipos de búsqueda trabajar en esa nueva zona, alegando que los análisis de los expertos no eran lo bastante precisos como para justificarlo.
Los ministros de transportes de los tres países reiteraron esa postura en su comunicado del martes, señalando que "aunque estudios científicos combinados han seguido refinando zonas de probabilidad, hasta la fecha no se ha descubierto nueva información que determine la ubicación específica de la aeronave”.