La participación de las mujeres latinoamericanas en política avanzó de manera sustancial, de acuerdo a cifras manejadas por la Oficina ONU Mujeres que consigna hasta junio de 2017 un 23,3% de parlamentarias en Congresos y Asambleas Legislativas.
La Voz de América entrevistó a la Dra. Betilde Muñoz-Pogossian, directora de la Oficina de Inclusión Social en la Organización de los Estados Americanos (OEA), y experta en el desarrollo de esta temática en la región.
“Podríamos decir que la participación de las mujeres en la política latinoamericana es un vaso medio lleno. Hemos avanzado pero falta mucho para lograr la equidad”, remarca Muñoz-Pogossian.
La experta destaca que las legislaciones existentes permiten a las mujeres votar y que también las habilitan para ser electas.
“Ellas son el 50% de la población, en algunos casos son el 51% del padrón electoral y forman el 50% de la militancia política, y ahí es donde llegamos a la parte vacía del vaso porque, si bien son la mitad de los miembros de esos partidos, los comités que deciden el financiamiento, las listas y otros temas están conformados sólo por hombres”, enfatiza la experta.
Según los datos que proporciona Muñoz-Pogossian, el promedio de mujeres que deciden dentro de los partidos es de apenas el 20%.
“Nuestro reto es cómo evitar esta pirámide donde a mayor influencia y jerarquía masculina dentro de un partido político hay menor representación femenina”, dice Muñoz-Pogossian.
En el diálogo con la Voz de América, la experta que ha realizado numerosos estudios sobre la realidad de las mujeres en la región latinoamericana y del Caribe, y es autora de libros relacionados con el tema, aborda también el análisis de los obstáculos que no permiten aumentar el número de mujeres que participen en política.
“Las mujeres en la región están cada vez más motivadas hacia la participación política, pero hay impedimentos y obstáculos que perjudican esas aspiraciones”, agregó, y expone los que, a su juicio, son los más importantes.
“Cuando hablamos de obstáculos o impedimentos me gusta usar la analogía de los techos, y la más conocida, obviamente, es el “techo de cristal”. Este es un obstáculo invisible que no les permite avanzar en las jerarquías y en las carreras políticas. Esto se traduce en que un puesto para una mujer es un puesto menos para los hombres y esto es un problema de adquisición de poder”, afirma la experta.
A esto, Muñoz-Pogossian añade otros impedimentos como los que denomina los “techos de cemento”, que son las imposiciones que las propias mujeres que tienen inquietudes políticas se autoimponen por los costos personales, familiares y económicos.
También menciona los “techos de billetes”, aquellos que impiden un acceso fácil y directo hacia los financiamientos que se reciben para las campañas. “Son todos estos obstáculos los que deben vencer las mujeres que tienen aspiraciones políticas”, añade Muñoz-Pegossian.
En los apuntes finales, la experta de la OEA enfatiza que, pese a los avances, hay una brecha que permanece y continúa. “Es aquí donde deben intervenir los gobiernos y aplicar las denominadas acciones afirmativas y que son aquellas que nos permiten nivelar el piso y garantizar la entrada en la oferta que le hace al electorado”, concluye la entrevistada.