Guatemala ha perdido, en las últimas dos décadas, una tercera parte de su selva maya, según datos satelitales de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
La principal causa de la deforestación en esta selva, considerada la más grande de América después del Amazonas, es la ganadería, según el reporte, pues en la zona se observan grandes porciones de tierra dedicadas a la crianza de ganado.
La investigadora de la Universidad Estatal de Texas, Jennifer Devine, vio además algo inusual: en las fotografías aéreas tomadas por los satélites se identificaron varios ranchos ganaderos con “pastizales aislados, escasez de ganado y la presencia de pistas de aterrizaje clandestinas que sugieren que los ranchos se utilizan para fines distintos a la ganadería”.
El Petén, donde se halla la mayor parte de la selva maya, colinda con México, y en varias ocasiones los agentes que SGAIA, una subdirección de análisis de información antinarcótica de Guatemala y el Ejército de ese país han desmantelado cultivos importantes de hoja de coca y marihuana. Además de hallar pistas clandestinas.
Pero la deforestación de la selva no solo se debe a esa causa: según la NASA, la expansión de la palma aceitera ha sido otra causante, particularmente por su rápido crecimiento en la selva maya.
En 2001, la porción de tierra dedicada a esta plantación fue de 30 kilómetros cuadrados. En 2017, la siembra creció a 860 kilómetros cuadrados.
“A menudo vemos que los bosques que inicialmente fueron talados para la ganadería luego se convierten en plantaciones de palma aceitera”, explicó Diego Incer, experto en teledetección de la Universidad del Valle de Guatemala.
Para demostrar la rápida deforestación de la selva, la NASA comparó dos imágenes tomadas en 2000 y en 2024 mediante un satélite de Resolución Moderada, uno de los principales objetos de observación terrestre utilizados por los expertos para censar el cambio en la tierra.
El 27 de marzo de 2000, la primera imagen muestra la mayor parte de la selva maya forestada. En la segunda, tomada el 11 de febrero de 2024 se aprecia el cambio en el suelo.
“Las pérdidas de bosques son evidentes incluso en las áreas protegidas, como la Reserva de la Biosfera Maya al norte de Guatemala”, agregó la NASA.
En 1990 se creó la Reserva de la Biósfera Maya, una porción de la selva maya superior a los 21.000 kilómetros cuadrados, es decir, una quinta parte de la superficie terrestre de Guatemala.
La reserva contiene cuatro parques nacionales, diversos refugios de vida silvestre y otras zonas de usos varios otorgadas por el gobierno de Guatemala a comunidades y empresas que se comprometieron al mantenimiento de la selva.
A pesar de eso, los parques nacionales Laguna del Tigre y Sierra del Lacandona, con estrictas reglas del uso de la tierra, mostraron las tasas más rápidas de pérdida de bosques comparado no solo con otras porciones de la reserva sino con Latinoamérica.
“Las señales de perturbación del bosque comenzaron a aparecer cerca de las carreteras construidas para proyectos exploratorios de perforación de gas y petróleo”, señaló la NASA.
“Con el establecimiento de las carreteras, pronto aparecieron los especuladores de tierras, los buscadores de madera y de minería, y otros actores de actividades ilícitas”, agregó.
Una deforestación que se ralentiza
La organización ambiental WWF, con sede en Guatemala, contabilizó más de 20 ecosistemas distribuidos en la Selva Maya, desde el Petén hasta las selvas secas de la Península de Yucatán, en México.
Además, un aproximado de medio millón de personas de diversidad étnica y cultural viven en los alrededores de las áreas protegidas, y dependen de los recursos naturales de la selva.
En la zona hay, además, especies altamente amenazadas como la guacamaya roja y el jaguar, y especies endémicas como la tortuga blanca, el temazate y el mono aullador negro.
Sin embargo, desde 2009, varias comunidades de la zona, incluyendo algunas que forman parte de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), se han unido en proyectos de reforestación comunitarios que han funcionado, según la NASA, pues a pesar de la pérdida de bosque, desde ese entonces la pérdida se ha ralentizado.
“Es inspirador ver lo que se puede lograr en términos de gestión de recursos forestales cuando las organizaciones locales están empoderadas con tecnología”, explicó África Flores, científica investigadora del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA que contribuyó con el proyecto comunitario.
En la última década, la pérdida de los bosques ha sido más lenta, según los reportes de la NASA.
Además, desde 2024, las autoridades han cerrado las operaciones ganaderas de al menos 137.000 hectáreas dentro de la reserva maya y han buscado replantar esos bosques en busca de su recuperación.
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