El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, anunció el viernes que el país comienza el trámite para abandonar la Organización de Estados Americanos (OEA) a la que catalogó de "instrumento injerencista".
"Estamos renunciando y desvinculándonos a la OEA, dando por terminado el vínculo del Estado nicaragüense de la OEA, nos estamos desligando de la OEA", dijo el canciller este viernes.
Un portavoz de la OEA confirmó a la Voz de América que recibió la petición formal de Nicaragua para dejar de ser miembro del organismo. El proceso tardaría 24 meses.
Ortega asumió otro mandato, tras las votaciones del 7 de noviembre, catalogadas de "farsa". La mayoría de los opositores que aspiraban a competir con Ortega por la presidencia fueron previamente detenidos y acusados de delitos que son considerados por muchos de estar motivados por razones políticas.
La medida a doce días de las votaciones agrava más la situación en torno al país centroamericano en materia de política interna y externa.
El anuncio sigue al pedido del Parlamento, controlado por el partido de Daniel Ortega, de retirarse del organismo interamericano que ha criticado el accionar del gobierno en materia de derechos políticos y humanos en la nación centroamericana.
El resto de Poderes del Estado también se sumaron a la petición, como la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Electoral, ambos señalados de estar controlados por Ortega.
“En mi condición de Ministro de Relaciones Exteriores, instruido por el presidente Daniel Ortega, me dirijo a usted para notificarle oficialmente nuestra indeclinable decisión de denunciar la Carta de la OEA, conforme al artículo 143, que da inicio al retiro definitivo y renuncia de Nicaragua a esta organización”, dijo Moncada.
El canciller aseguró que la OEA “ha sido señalada como un foro político para actuar como instrumento de injerencia e intervención de los Estados Unidos”.
La OEA declaró que las votaciones en Nicaragua el 7 de noviembre no tenían “legitimidad”, por lo que instruyeron al Consejo Permanente del organismo “para que realice una evaluación colectiva inmediata de la situación, de conformidad con la Carta Democrática Interamericana, a ser completada a más tardar el 30 de noviembre para que se tomen acciones apropiadas”.
Reacciones a la decisión
El gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro y que inició su propio retiro del organismo panamericano en 2017, saludó la decisión del gobierno de Daniel Ortega y aseguró respaldar esta muestra de “dignidad nacional y democracia”.
“Esta desprestigiada OEA ha servido de plataforma a Estados Unidos, para consumar sus planes conspirativos contra la voluntad de los pueblos, con infame pretensión de abrogarse derechos que únicamente son consagrados a los Estados soberano”, señaló en un comunicado la cancillería venezolana.
Por contra, la Casa Blanca aseguró que le gustaría que Nicaragua regrese a “un contexto donde vuelven a reencontrar los valores hemisféricos".
De manera categórica, Juan González, asesor para Asuntos Hemisféricos del Consejo de Seguridad Nacional en Washington aseveró en entrevista con la Voz de América: “Es una dictadura ese país”.
Por su parte Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, explicó que, con el anuncio, Nicaragua “pone en un estado de mayor indefensión a las víctimas de violaciones derechos humanos y crímenes de derecho internacional, a sus familiares, a personas defensoras de derechos humanos y a la sociedad nicaragüense en general”.
De acuerdo con el sociólogo y disidente del oficialista Frente Sandinista Óscar René Vargas, el presidente Ortega lo que busca al retirarse de la OEA, es “evitar que Nicaragua sea expulsada de este organismo”.
“Ortega quiere neutralizar a la OEA y a los países que votaron para declarar ilegítimo los comicios, les quiere decir: 'ustedes no pueden hacer nada', pero eso le evita al régimen que pueda ser sancionado por la OEA. También no le evita que Ortega se aísle más a nivel internacional, con esto no gana nada”, dijo a la VOA Vargas.
Indica que el procedimiento para que un país salga del organismo son dos años, y en ese lapso Nicaragua continúa teniendo compromisos porque es firmante.
Eliseo Núñez, un exdiputado nicaragüense, también coincide con Vargas y dice que en los próximos dos años “el Estado no pierde derecho, ni obligaciones”.
“Si el régimen busca que la OEA no se meta en temas de Nicaragua en estos dos años, no podrá. Con esto lo que hace es aislarse más y es lamentable. Es un acto insensato”, concluye Núñez.
* Con la colaboración de Tomás Guevara desde Washington.
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