![La Corte Suprema de Justicia de Nicaragua ha sido señalada de estar controlada por el presidente Daniel Ortega. [Foto de Houston Castillo, VOA]](https://gdb.voanews.com/0548e64d-4750-4007-98be-f242cd3c1570_w250_r1_s.png)
La magistrada de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, Ileana Pérez López, presentó el viernes su renuncia al organismo argumentando motivos de salud. Llevaba ocho años en el cargo.
La dimisión de Pérez será presentada el martes para su votación en la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista.
La magistrada habría sido sometida días atrás a un interrogatorio en las celdas de máxima seguridad, conocida como El Chipote, y luego habría sido liberada, según dijo en Twitter el exfuncionario del Poder Judicial, Yader Morazán.
“Apareció la renuncia de la magistrada Ileana Pérez. Ayer se despidió del personal junto a dos policías, y ya hoy la Asamblea agendó discutir su renuncia. ¿Ahora qué sigue en la mafia?”, escribió Morazán, quien se encuentra exiliado en Estados Unidos.
Previamente fue detenido el vocero del Poder Judicial, Roberto Larios, un férreo defensor del gobierno de Ortega, tras ser investigado por supuesta traición a la patria. Este cargo a menudo es impuesto a opositores.
"La noche de los puñales"
Algunos críticos de Ortega han señalado que las “renuncias” y detenciones incluso a los mismos funcionarios oficialistas, son parte de una “implosión” a nivel interno del partido Frente Sandinista.
“La caída de la magistrada Ileana Pérez hoy es solo una muestra de la noche de los puñales que vive la dictadura. Todos son sospechosos y todos pueden ser potenciales traidores. La destrucción de la dictadura vendrá desde adentro. Nicaragua volverá a ser República”, escribió al respecto el exembajador de Managua en la OEA, Arturo McFields.
Esta sería la segunda renuncia de un magistrado de la Corte Suprema de Justicia en los cuatro años de crisis política que vive Nicaragua.
El primero fue Rafael Solís, un allegado a la familia presidencial exiliado en Costa Rica, tras denunciar la instauración de “una dictadura con caracteres de monarquía absoluta”.
En una amplia carta, que no fue aceptada ni expuesta en la Asamblea Nacional como lo establece la ley, el exmagistrado advirtió que de no encontrarse una salida a la crisis que sacude a Nicaragua, podría desencadenarse una guerra civil.
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