A mes y medio desde que se reportó el primer caso de coronavirus en Nicaragua, que según cifras oficiales ha dejado al menos cuatro muertos, el gobierno del presidente Daniel Ortega ha orientado un cambio de medidas a tomar en el país centroamericano por la COVID-19.
Instituciones públicas, escuelas, centros de salud, hospitales, así como terminales de unidades de transporte público tienen orientaciones básicas para prevenir el coronavirus, aunque no han sido orientadas medidas como la suspensión de clases, eventos masivos ni se ha declarado cuarentena.
Las medidas se dan luego de severos cuestionamientos por parte de médicos independientes por la forma en que se ha manejado la pandemia en el país. Algunos señalan un supuesto subregistro de casos de coronavirus.
En el caso de sector transporte, las autoridades habilitaron al menos cuatro puntos en la capital nicaragüense para desinfectar unidades de taxis.
Para esta tarea se utiliza una mezcla compuesta por una parte de cloro y cuatro partes de agua, que es rociada con bombas pulverizadoras por todo el vehículo.
El taxista Luis Francisco Pineda lo ve como una buena medida de las autoridades, aunque señala que debió haberse tomado mucho antes.
“Esto hubiese sido (mejor) desde un inicio porque en el sector transporte es donde la gente se mueve más”, indicó el trabajador independiente a la Voz de América.
A la entrada de la Corte Suprema de Justicia, por ejemplo, fue colocada una cabina con desinfectante, por el que las personas tienen que pasar antes de ingresar al lugar. Esta medida se ha replicado en la mayoría de las instituciones públicas del país.
"Se incrementa la prevención, la necesidad consciente de cuidarnos", dijo vía telefónica la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, sin revelar las razones del cambio de estrategia.
"Vamos a fortalecer toda la información sobre el lavado de manos como la medida eficaz de contención, también la distancia personal de precaución, también el uso de la mascarilla", agregó.
Ortega minimiza muertos por coronavirus
En un discurso pronunciado el jueves por radio y televisión con motivo del Día Internacional de los Trabajadores este 1 de mayo, el presidente Daniel Ortega no anunció ninguna medida extraordinaria para hacer frente a la COVID-19.
Ortega tampoco respondió a las solicitudes del sector privado, que pide otorgar una moratoria de seis meses a los pagos de impuestos y tributos al estado por los trastornos ocasionados por el coronavirus.
El presidente se limitó a minimizar las muertes por la pandemia en Nicaragua y cuestionó nuevamente al gobierno de Estados Unidos, al que acusó de tener una actitud agresiva contra las naciones en medio de la pandemia, en referencia a las sanciones impuestas por Washington.
Finalmente, restó importancia al llamado de quedarse en casa lanzado a nivel internacional para prevenir el coronavirus, alegando que “quien no trabaja no come”.
“Se han fumigado buses, escuelas, unidades de salud. Si le decimos a la gente: quédate en casa ¿quién va a fumigar, ¿qué enfermera va a trabajar? ¿Qué médico va a trabajar?”, dijo Ortega.
Agregó que “el país se destruye por esa vía” y afirmó que “quienes han estado con ese discurso son los mismos que quisieron destruir el país en 2018 (durante las protestas antigubernamentales) y que siempre se aprovechan. Ahora se aprovechan de la epidemia para que se destruya el país”.
La exguerrillera Dora María Téllez, quien fue ministra de Salud durante la década de 1980, criticó el discurso de Ortega, al que describió de “incapaz, inepto y descarnado”.
“Los que pasan todo el día en su casa, escondidos hasta del sol, les dicen a todos que salgan al contagio”, escribió Téllez en su cuenta de Twitter.